Capitulo 1217
Capítulo 1217
Dionisio le echó una mirada a Román, apretó los dientes y terminó por retirar la mano.
En ese instante, Román dibujo una sonrisa triunfal, como si hublera ganado una batalla invisible. Se acercó a Rosans y, com un gesto protector, intentó ayudarla a levantarse.
-Vámonos, hermanita, te llevo a descansar un rato.
Rosana se puso de pie por sí misma y, con delicadeza, retiró su mano de la de Román.
-No tengo sueño -le contestó, mirándolo directo a los ojos. Me quiero quedar aquí para esperar a que despierte.
Román la observó, intentando buscar su mirada.
-Va a despertar, pero si te quedas aquí te vas a agotar. ¿Otra vez te pones necia?
Al escuchar esto, Rosana frunció los labios, conteniendo las ganas de replicar.
-Está bien. Pero quiero regresar a la escuela.
-Mejor vete a casa. Si te quedas en la escuela, ¿quién va a cuidarte?
Sin darle opción, Román le tomó la muñeca con suavidad pero firmeza.
-Vamos, yo te llevo a casa -insistió.
Rosana, antes de dejarse llevar, miró por encima del hombro a Dionisio, buscando una respuesta, un apoyo, algo.
Dionisio se acercó hasta quedar frente a ella, y con voz cálida le dijo:
-Vete a descansar, yo me quedo aquí. Si despierta, te llamo de inmediato.
Román, sin perder tiempo, se interpuso entre ambos, bloqueando la vista de Dionisio.
-No va a despertar tan pronto -aseguró, con tono seco.
Rosana sintió que algo no iba bien y preguntó, inquieta:
-¿Cómo que no va a despertar?
Román se agachó un poco para mirarla a los ojos, bajando la voz como si le estuviera contando un secreto:
-Solo quiero que vayas a descansar tranquila. Mañana, cuando vengas al hospital, tu amiga ya va a estar despierta. Créeme, sé lo que te digo.
Rosana arrugó la frente, desconfiando. ¿Acaso Román le había hecho algo a Sara? No podía comprobarlo, y en ese momento tampoco podía hacer un escándalo.
Solo tenía que esperar un poco más, hasta que Sara abriera los ojos y todo se aclarara.
Al final, Rosana salió del hospital junto a Román.
Tadeo, que había presenciado la escena, se acercó a Dionisio con una expresión entre asombro y burla.
-Mira nada más, nunca pensé que te fueras a quedar tan callado. ¿De verdad ves a los Lines como si fueran tu familia política o qué?
Dionisio soltó una mueca sarcástica.
-¿Ellos? Para nada, ni que estuvieran a mi nivel.
Tadeo negó con la cabeza, disgustadó.
-Pero eso de que los Lines usen la salud de Sara como moneda de cambio para amenazar, ya se pasan. Es… se hace, mano. Da coraje solo de pensarlo.
-En eso sí coincidimos agregó Dionisio, con el ceño fruncido-. Me molestó igual que a ti.
Sabía bien por qué Rosana aguantaba tanto: lo hacía por Sara. Dionisio entendía que Rosana estaba soportando a los Lines a cambio de la recuperación de su amiga.
15.44
Capitulo 1217
Por eso, se había contenido antes, no quería complicarle la situación a ella.
En ese momento, Óscar apareció con Javier, al que empujaba en una silla de ruedas. Javier tenía la pierna enyesada, la mano vendada y hasta la cara cubierta con una gasa. Parecia un guerrero que acababa de salir de una batalla
Javier saludó a Dionisio con una voz ronca y cansada.
-¿Cómo está ella? Escuché que Román pasó por aquí.
-Si, pero ya todo está bajo control. Sara está fuera de peligro y pronto va a despertar, no hay riesgo de infección.
Javier alzó la mano y apoyó la palma contra el vidrio, mirando hacia el cuarto de Sara.
-El accidente de anoche no fue casualidad -dijo, con la voz aún más áspera.
Dionisio se sorprendió, mirándolo de frente.
-¿No fue un accidente?
-Le pedí a unos amigos que revisaran el carro y el camino donde pasó todo. Hicieron un rastreo completo. Encontraron huellas de pasos, pero no iban en la misma dirección que nosotros.
Javier se puso más serio.
-El carro–que nos chocó perdió el control porque hubo una caída de piedras. Pero esas piedras no cayeron solas, alguien las provocó. Eso lo demuestran esas huellas.
Dionisio arrugó la frente, inquieto.
-¿Entonces fue un intento de asesinato? ¿lban tras de ti o querían hacerle daño a Sara?
-Todavía no lo sé, seguimos investigando–contestó Javier, con el rostro impasible-. Aquí no tengo enemigos, y mis asuntos pendientes en el extranjero ya los solucioné hace tiempo.
Dionisio entrecerró los ojos, dándole vueltas al asunto.
Entonces lo más lógico es que vinieran por Sara.
Tadeo intervino, hablando desde su experiencia.
-O mejor dicho, por la lana que ella tiene a su nombre. Llevo años como abogado, y he visto a mucha gente hacer locuras por dinero. Y Sara tiene una fortuna enorme.