-No solo nos vengó, sino que tampoco tuvimos que ensuciarnos las manos comentó alguien en voz baja.
Sí, no tuvieron que ensuciarse las manos.
Antes, Carolina Nieves no había dejado que Sabrina actuara por sí misma justo para evitar que ella terminara enredada o que la culparan de algo.
Sabrina mostró un gesto pensativo.
No sabía por qué, pero tenía la sospecha de que ese asunto tenía que ver con ella.
¿Quién habría sido?
¿André, tal vez?
En ese instante, la puerta de la habitación sonó con un golpecito suave.
-Voy a abrir–dijo Daniela.
Al abrir la puerta y ver a las tres personas que estaban afuera, Daniela se quedó pasmada por un segundo, y luego su expresión se volvió cortante.
-¿Y ustedes qué hacen aquí?
Quienes estaban en la puerta no eran otros que André, Jorge y Araceli.
Que Jorge estuviera ahí, bueno, pero ¿qué hacían André y Araceli viniendo juntos?
Jorge sonrió y dijo:
-Escuché que la señorita Ibáñez se lastimó la mano, así que vinimos a verla.
Como Jorge le había hecho varios favores a Sabrina, Daniela no podía simplemente cerrarles la puerta en la cara. A regañadientes, los dejó pasar y entraron al cuarto.
Sabrina estaba sentada en el sofá, revisando unas partituras.
Hache jugaba en su celular; al ver que entraban, levantó las cejas con curiosidad.
-¿Vinieron a buscar a la señorita Ibáñez?
Aunque Sabrina estaba en el hospital cuidando a Hache, se sabía que una mujer y un hombre solos siempre despertaban habladurías. Por eso, normalmente Daniela también se quedaba allí con Sabrina, para evitar malos entendidos.
Sabrina frunció ligeramente el ceño.
No le apetecía lidiar con André.
Desde que él se había metido en su vida, no había hecho más que causarle problemas; solo verlo le daba fastidio.
Como Hache necesitaba descansar, a Sabrina no le quedó más remedio que levantarse.
-Si tienen algo que decir, mejor vamos afuera a platicar.
Pero André no se movió y de una fue directo al grano:
-Tengo un par de cosas que quiero preguntarle a Hache.
¿A Hache?
Sabrina volteó a verlo, pero Hache sonrió con tranquilidad:
-¿Qué quiere saber, señor Carvalho?
André no apartó la vista de Sebastián y, sin rodeos, soltó:
-¿Fuiste tú el que le hizo eso a Julio?
Antes de que Sebastián respondiera, Daniela no pudo evitar soltar una risa sarcástica.
-¿Y tú qué, André? ¿Vienes a hacerte el inocente? Antes, aunque eras un infiel, por lo menos te las dabas de honesto.
¿Y ahora resulta que también aprendiste a hacerte el víctima?
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Al decir esto, Daniela miró de reojo a Araceli, con un claro doble sentido.
-Eso de echarle la culpa a otros, se te da muy bien, ¿no?
André dirigió la mirada a Daniela.
-¿Yo, echando culpas?
-¿Acaso no es así? -le respondió Daniela, desafiante-. Dices que lo de Julio fue cosa de Hache, pero yo podría decir que fuiste tú. André, si no quieres que la gente se entere, entonces no lo hagas.
No me digas que no fuiste tú quien mandó golpear a Julio la última vez, y hasta lo dejaron desnudo en la calle.
Gabriel ya había investigado el caso. Aunque no había pruebas concretas, las pistas y los rastros dejados en el lugar indicaban que André tenía las manos metidas ahí.
André bajó la voz y dijo con seriedad:
-Es cierto que lo agarré a golpes, pero lo de dejarlo sin ropa, eso no lo hice yo.
Daniela soltó una risa burlona.
-¿O sea que, según tú, solo lo golpeaste, pero lo de dejarlo desnudo fue cosa de otro?
-Así es.
Daniela no tuvo reparo en soltar otra carcajada.
-André, sabes muy bien que la humillación que le hiciste pasar a Julio fue lo que lo hizo explotar y por eso volvió a buscar venganza contra Sabrina.
¿Ahora quieres lavarte las manos diciendo que no fuiste tú?
Hace poco, Sabrina y los demás habían estado analizando por qué Julio se había vuelto tan loco como para provocar un
accidente.
Hache pensaba que no era casualidad: lo que le hicieron a Julio, dejarlo desnudo en la calle, seguro tenía que ver con lo que pasó después.
Capitulo 775
Capítulo 775