No hace falta, mi compañero tiene el carro cerca, ya viene por mi.
Jorge no insistió.
Justo cuando Sabrina estaba a punto de irse, Jorge la llamó de nuevo.
-Sabrina.
Ella se giró y lo miró.
-¿Pasa algo más, Jorge?
La mirada de Jorge se posó en el brazo de ella.
-¿Ya sano la herida de tu brazo?
Sabrina se remangó y le mostró.
-Ya está bien.
Al ver la cicatriz fresca en su brazo, los ojos de Jorge se oscurecieron un poco.
-Tengo una pomada muy buena para las cicatrices. Mañana le pido a mi asistente que te la lleve.
-Gracias, pero no hace falta -sonrió Sabrina-. Thiago me consiguió una que funciona súper bien y por ahora prefiero seguir usando esa.
Jorge asintió:
-Perfecto, si necesitas algo, dime en cualquier momento.
Después de despedirse de Jorge, Sabrina se levantó para irse.
Iba tan apurada que, apenas caminó unos cuantos pasos, terminó chocando con un mesero.
El mesero, sin pensarlo, la sostuvo para evitar que cayera.
-Gracias -le dijo Sabrina.
El mesero, un chico de poco más de veinte años, se quedó mirándola, totalmente anonadado.
¡Qué mujer tan linda!
Tartamudeando, contestó:
-No… no hay de qué…
Sabrina le sonrió antes de seguir caminando rápido.
El mesero, todavía embobado, vio cómo Sabrina se alejaba hasta que sus orejas se pusieron rojas. En todo el tiempo que` llevaba trabajando ahí, nunca había visto a una mujer tan atractiva.
En ese instante, sintió una mirada helada sobre él.
Instintivamente, giró la cabeza. Un hombre joven, de aspecto pulcro y elegante, lo observaba fijo, con una expresión impasible y unos ojos tan oscuros que le pusieron la piel de gallina.
El mesero sintió un escalofrío y, sin atreverse a mirar más, salió de ahí lo más rápido posible.
Solo cuando la figura de Sabrina desapareció completamente de su vista, Jorge apartó la mirada, aunque a regañadientes.
Tomó su celular y llamó a su asistente.
-¿Borraron todas las pruebas de lo que pasó con Julio la vez pasada?
La voz del asistente sonó segura:
1/2
16:46
[No se preocupe, señor Olivares. Todo quedó limplo. Todos creen que fue cosa de André, nadie sospecha de und P.
La voz de Jorge fue tan cortante como una navaja:
-En la cafeteria donde estoy hay un mesero que me molestó. Manda a alguien para que le inutilicen la mano.
[Entendido, me encargo de inmediato.]
-Y otra cosa… -Jorge seguía con el mismo tono indiferente-. La pomada que conseguiste la vez pasada, mándame otra
El asistente se sorprendió:
[¿La misma que hace que la herida sane rápido, pero deja cicatriz?]
Jorge afirmó con un sonido..
[Perfecto, se la hago llegar enseguida.]
Tras colgar, Jorge lo pensó un momento y marcó el número de Thiago.
-Thiago, ¿ya se te acabó la pomada que te pasé la vez pasada? Si quieres, te mando más. Tu mamá volvió a lastimarse la
mano…
Tal como Sabrina lo había imaginado, después de que Daniela salió a aclarar todo, las críticas en internet contra ella solo aumentaron.
Ni siquiera la intervención de las autoridades sirvió de mucho; la gente seguía sin creer.
Pensaban que las autoridades solo querían proteger a Sabrina y que por eso estaban inventando excusas para encubrirla. Al mismo tiempo, comenzaron a circular más noticias negativas sobre Sabrina, acusándola de ser una diva en el concurso y de menospreciar a los demás participantes.
Las supuestas “pruebas” que aparecieron en las redes no eran otra cosa que fotos de Sabrina hablando normalmente con otros concursantes.
Sin embargo, gracias a quienes distorsionaban los hechos, esas imágenes se usaron para hacerla ver como alguien agresiva y conflictiva.
Lo cierto es que Sabrina era demasiado talentosa y, además, tenía una belleza que llamaba la atención.
Entre los concursantes, no faltaban los celosos de su éxito.
Muchos de los que no lograron llegar a la final, y que pasaban desapercibidos, al ver cómo Valeria se hacía famosa hablando mal de Sabrina, empezaron a copiar la estrategia.