Sabrina fue por primera vez à la casa de 1tache
Aunque la vivienda la había conseguido gracias a la ayuda de Daniela, y ambas vivien bastante cerce, Sabrina panca la subido antes.
El departamento de Hache tenía un estilo minimalista, donde solo predominaban el negro, el blanco y al gris. El ambienta sentia pesado, hasta solemne.
Era extraño, considerando lo abierto y alegre que solía ser él. Ese lugar no coincidia en nada con su personalidad
Sabrina fue al baño y sacó los productos de aseo que Hache usaba siempre.
Luego se dirigió al armario y preparó algo de ropa.
Se dio cuenta de que en ese apartamento, las cosas personales de Hache eran minimas. Si se iba, ni siquiera llenaria urta maleta.
Estaba claro que no pensaba quedarse mucho tiempo.
En cuanto recuperara la memoria, seguro se marcharía. No planear una estadía larga era lo más lógico.
Cuando terminó de alistar todo lo necesario, Sabrina se retiró,
No revisó las pertenencias privadas de Hache, y tampoco notó el areté que descansaba sobre la mesa de noche, junto a la
cama.
Sabrina regresó a su casa y reunió algunos artículos básicos.
Como Hache se había lastimado por su culpa, ella se quedaría algunos días en el hospital para cuidarlo.
Antes de salir, notó la crema medicinal que estaba junto a las bebidas.
Esa pomada se la había dado Thiago.
La usaba a diario y, de verdad, la herida había sanado bastante rápido. Ya hasta se le había caído la costra.
Pero…
Se miró la cicatriz delgada que le cruzaba el brazo.
Como apenas estaba curada, la marca aún era visible.
Pensando en eso, Sabrina decidió llevarse también la pomada.
Funcionaba muy bien.
Incluso la herida de su mano podía tratarla con esa crema.
Después de empacar lo necesario, Sabrina no fue directo al hospital. Primero pasó por el centro comercial y compró dos celulares nuevos, además de reponer sus tarjetas SIM.
Apenas encendió el teléfono, empezó a recibir una avalancha de mensajes y notificaciones.
Ni siquiera alcanzó a revisarlos cuando el celular comenzó a sonar.
En la pantalla apareció el número de Jorge Olivares.
Sabrina contestó.
-Sabrina, me enteré de que tuviste un accidente. ¿Estás bien?
La voz de Jorge sonaba tensa, casi desesperada.
-¿Te lastimaste? ¿Por qué ocurrió ese accidente?
-Estoy bien, Jorge. Solo fue un golpe leve, nada grave -respondió Sabrina.
Jorge respiraba agitado, parecía que las palabras se le atoraban.
-Sabrina, ¿dónde estás? Voy para allá.
15:29
Capitulo 765
Sabrina estaba a punto de decirle que no hacia falta, pero del otro lado se escuché la voz del esistente de Jorge
[Señor Olivares, la señorita Ibáñez está en el centro comercial.]
Jorge no dudó y le dijo a Sabrina:
-Espérame ahi, ya voy para allá.
Antes de que ella pudiera responder, él ya había colgado.
Sabrina miró la pantalla con resignación y suspiró bajito.
Cuando Jorge llegó, la encontró sentada en una cafetería esperándolo.
Apenas la vio, se acercó casi sin aliento.
-Sabrina, ¿de verdad estás bien?
Ella le regaló una sonrisa tranquila.
-Estoy bien, Jorge. Siéntate, tómate un café.
Ya le había pedido uno por adelantado.
Solo entonces Jorge empezó a calmarse un poco.
Tomó un sorbo y volvió a preguntar:
-¿Qué fue lo que pasó en realidad?
Sabrina no le ocultó nada.
-Fue cosa de Julio. La verdad, ni yo me esperaba que perdiera la cabeza así.
Bebió un poco de café y continuó.
-Pensé que mi asunto con Julio ya estaba resuelto, que todo terminó ese día. Pero jamás imaginé que llegaría a buscarmi para vengarse de esta forma.
En aquel momento, entre Julio y ella, solo uno podía ganar.
Si no se defendía, habría perdido una mano.
Pero si tenía la fuerza para responder, destruirle la mano a él era lo justo.
Así eran las reglas: o te defendías, o te destruían.
Julio debía entenderlo perfectamente.