Escenario del concurso.
Daniela y Marcelo miraban a su alrededor, con los nervios pintados en la cara y la ansiedad apretándoles el pecho.
¿Qué pasa? ¿Por qué Sabrina todavía no ha llegado? -preguntó Daniela, frunciendo el ceño.
Marcelo tenía el semblante sombrío.
-He intentado llamar a Sabrina y a Hache, pero nadie contesta.
–
-Sabrina está a punto de salir al escenario. Si no llega ahora… pueden descalificarla por no presentarse dijo Daniela, la preocupación marcándole la voz.
Marcelo suspiro, apretando los puños.
-Eso ni siquiera es lo más grave. Hoy es la competencia por equipos. Si Sabrina no se presenta, arrastra a su compañera.
El rostro de Daniela cambió de inmediato, la preocupación se transformó en alarma.
Sabrina era una de las más populares en redes, casi al nivel de una superestrella. Si faltaba sin justificación, los haters seguro la destrozarían en línea. Pero ese no era el mayor problema en ese momento.
Lo que en verdad les preocupaba era…
¿Habría ocurrido algo malo con Sabrina?
Ese día, Daniela tuvo que encargarse de los detalles en el lugar del concierto, así que no fue con Sabrina. Marcelo había salido directamente del estudio, mientras que Sabrina y Hache iban juntas desde el barrio donde vivían.
Nadie se había encontrado antes del concurso, así que en realidad, ninguno tenía idea de lo que le había pasado a Sabrina.
El reloj seguía avanzando, cada segundo pesaba más que el anterior.
Después de que el equipo anterior terminara su presentación, era el turno del grupo de Sabrina.
Pero cuando las luces se encendieron, solo Valeria apareció en el escenario.
Al principio, todos pensaron que Sabrina estaba planeando una entrada triunfal a último minuto. Con su popularidad y talento, podría darle al evento ese aire de espectáculo que tanto buscaban los organizadores. Era algo bastante común.
Sin embargo, pasaron los minutos y Sabrina no aparecía. Las luces seguían fijas, la música no arrancaba, y Valeria permanecía sola, incómoda y tensa bajo la mirada de todos.
La expectativa se convirtió en inquietud. Finalmente, él público empezó a murmurar.
-¿Qué está pasando? ¿Sabrina no vino?
-¿Será que se enfermó? Qué lástima si es por eso.
-No creo que esté enferma. Si así fuera, la producción ya nos hubiera avisado.
-Pobre Valeria, le tocó pagar el pato por culpa de Sabrina.
Mientras las voces se multiplicaban, el presentador subió al escenario con cara de pocos amigos.
-Lamentamos informarles que, debido a que la participante Sabrina no llegó a tiempo, el jurado ha decidido dar por perdido este turno para su equipo.
Al escuchar esto, Valeria rompió en llanto, incapaz de contener la frustración.
El público explotó, la sorpresa y el enojo se apoderaron del ambiente.
-Sabrina no vino y perdieron, pero lo peor es que esto era por equipos, ¡Valeria también salió perjudicada! ¿Ahora quién le compensa los puntos?
-Esto es injusto, ¡totalmente injusto para Valeria!
-¡Las reglas de este concurso están mal! Si uno de los compañeros se vende y no se presenta, el que sí vino también pierde… O sea, cualquiera que quiera manipular la competencia solo tiene que sobornar al compañero.
-Tienes razón, nunca lo había pensado así -apuntó otra voz.
1/2
15.2A
Pero entonces, ¿por qué no vino Sabrina? ¡Por lo menos deberian dar una razón!
El murmullo se volvió ensordecedor, cada quien tenía su propia teoria.
En el backstage, Araceli observaba el caos con una pizca de satisfacción brillando en sus ojos.
Las últimas veces, Sebastián había sido el encargado de llevar a Sabrina en su carro. Era evidente que Sabrina ya confiaba plenamente en él.
Y justo en una competencia tan crucial, él le hacía “ese favor“.
Si Sabrina perdía hoy, Araceli quedaría empatada con ella en el primer puesto. Y si conseguía que Sebastián le echara una mano una vez más, Sabrina terminaría desplomándose del pedestal en el que todos la habían puesto.
