Capítulo 751
Aracell tampoco fue a buscar a André para molestarle. Se la vela distraída, pero nadie le presto atención.
Después de salir del club deportivo, Sabrina quiso evitar que André la siguiera molestando, así que no fue a ningún otro lado y decidió regresat directamente a casa.
Al pasar por el supermercado, Sabrina se bajó del carro para comprar víveres.
Como asistente, Hache naturalmente la acompañó.
André seguía el carro de Sabrina muy de cerca y, al verlas entrar, también decidió seguirlas al supermercado.
Cuando salieron, Araceli intentó aprovechar el viaje y subirse al carro de André, pero él se negó tajantemente.
Lo curioso fue que, a pesar de que Araceli siempre era insistente y nunca aceptaba un no por respuesta, esta vez no insistió y se fue por su cuenta.
Al entrar al supermercado, André vio a Sabrina empujando el carrito mientras elegía verduras frescas.
Hache no estaba pegada a Sabrina, sino que caminaba junto a Thiago, unos pasos detrás.
Thiago, muy animado, le contaba algo a Hache y de vez en cuando soltaba exclamaciones como:
-¡Increíble! -o- ¿En serio? –
Era como si fuera otro niño diferente al que André conocía; su hijo siempre había sido tan maduro y tranquilo frente a él, pero ahí, con Hache, se mostraba espontáneo y efusivo.
Ver a su hijo tan cercano a otro hombre hizo que André sintiera una punzada incómoda en el pecho.
Por primera vez, experimentó esa sensación de ver a su propio hijo llevándose tan bien con alguien a quien no soportaba. Ahora entendía cómo se había sentido Sabrina en su momento.
Antes, André pensaba que Sabrina era celosa y posesiva, que ni siquiera toleraba que otra persona tratara bien a su hijo. Pero ahora que estaba en la misma situación, al fin comprendía lo que ella sentía.
Sabrina nunca había charlado ni bromeado con Araceli como él lo hacía, y aun así él no lograba aceptarlo. Si Sabrina se hubiera comportado igual que él en ese entonces, probablemente él ya habría perdido la cabeza.
André cerró los ojos un instante, tratando de calmarse.
Reconocía que había descuidado muchas cosas por culpa de lo de Araceli.
No se acercó a interrumpir, solo se limitó a seguirlos de lejos por el supermercado.
Sabrina estaba concentrada eligiendo verduras.
Desde donde estaba André, solo alcanzaba a ver su perfil delicado y atractivo.
La luz del sol se colaba por la ventana y caía sobre su cara, haciéndola ver tan radiante que André sintió que el corazón se le detenía por un segundo.
Su pecho, que creía muerto por dentro, de repente latió con fuerza.
Como si hubiera sentido su mirada, Sabrina levantó la vista hacia donde estaba André.
Al verlo, frunció levemente el entrecejo.
Ya sabía desde antes que André la venía siguiendo.
Sabrina se sentía irritada, pero tampoco podía ir a echarlo. Al fin y al cabo, el supermercado no era suyo.
Decidió ignorarlo y siguió escogiendo verduras.
Thiago y Hache seguían platicando alegres, tan distraídos que ni notaron que André iba tras ellos.
Las verduras que elegía Sabrina, además de verse frescas, estaban en muy buen estado.
Incluso la señora encargada del área de verduras no pudo evitar elogiarla.
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Se nota que usted compra aquí seguido, señorita. Siempre elige lo mejorcito.
Seguro que cocina mucho en casa, ¿verdad? Dicen que quien cocina sabe bien qué parte de cada verdura es la más rico
Sabrina sonrió y contestó:
-Si, cuando uno mismo cocina, la comida queda justo como a uno le gusta.
André, desde la distancia, la observaba mientras conversaba con la señora, y sintió un leve temblor en su mirada.
Jamás había acompañado a Sabrina al mercado, mucho menos a hacer compras de víveres.
Nunca se le había pasado por la cabeza que hasta para elegir verduras había tantas cosas que tener en cuenta.
Thiago, al escuchar la conversación, también miró curioso.
-¿Así que no se pueden escoger las verduras al azar?
La señora sonrió y dijo:
-Claro que no. Si uno escoge bien, la comida queda con mejor sabor.
Además, hay que saber cuánto tiempo cocinarlas, qué condimentos ponerles… Hay muchos truquitos detrás de un buen plato.
Thiago murmuró, sorprendido:
-¿O sea que mamá se esfuerza un montón cada vez que cocina?
La señora asintió:
-Cuidar de la familia Carvalho en casa no es menos trabajo que tener un empleo, al contrario, a veces es más pesado.
Si se pudiera salir a trabajar, créanme, no muchas personas querrían quedarse en casa cuidando niños.
Capitulo 7-2