De repente, Araceli recordó el encargo que le había hecho Sebastián sobre buscar a Eva.
¿Eso no significaba que Sebastián también había visto los aretes de Eva?
¿La estaba poniendo a prueba?
¿0 ya sabla algo?
Aunque Sebastián los hubiera visto, no significaba necesariamente que esos aretes fueran los que Eva había perdido.
En el mundo existían demasiadas cosas iguales, era fácil confundirse.
Aun así, Araceli no podía quitarse de encima esa sensación de inquietud.
Eva… también sabía tocar el violin.
¿Y si tenía dos pares de aretes idénticos?
Araceli respiró hondo antes de hablar:
-Tus aretes…. Recuerdo que una vez vi a alguien usándolos y me parecieron lindos, así que siempre quise conseguir unos iguales. Quando vi a là señorita Ramos con ellos el otro día, pensé en comprárselos.
Eva notó que Araceli no decía toda la verdad. Y estaba segura de que tampoco se la diría jarnás.
La miró directo a los ojos y volvió a preguntar:
-Hace un rato, el amigo de Sabrina, Hache, también vio mis aretes y tuvo la misma reacción que tú ese día… Señorita, ¿tú y ese Hache se conocen?
Araceli ya iba preparada, así que no mostró ni rastro de nerviosismo. Le devolvió una sonrisa tranquila.
-He visto a ese Hache algunas veces, podría decirse que sí lo conozco. Pero sobre los aretes, la verdad no sé mucho.
Eva la observó con atención unos segundos más. Al no ver nada raro en su expresión, se limitó a sonreír con desgano.
-Bueno, señorita, ¿y cómo piensas que podríamos colaborar?
El asunto de los aretes había hecho que Araceli se pusiera a la defensiva frente a Eva.
Araceli preguntó:
-¿La señorita Ramos ya aceptó?
Eva contestó:
-Cuéntame primero tu propuesta, y luego te digo si acepto. Al fin y al cabo, ella es mi hermana, y yo no me meto en cosas que pongan en peligro la vida de nadie.
Araceli bajó la voz y explicó:
La señorita Ramos lleva años sin tratar a Sabrina, quizá no lo sepa, pero Sabrina tiene una forma de ser… muy complicada. Aunque no fuera la heredera de los Ramos, ya ha logrado reunir a mucha gente poderosa a su alrededor, todos dispuestos a ayudarla. Con Gabriel, Marcelo y Hernán apoyándola, no sería raro que terminara quedándose con el puesto de jefa de la familia Ramos.
Hizo una pausa, y luego añadió:
-Ahora, André anda buscando reconciliarse con Sabrina. Seguro también la va a ayudar. Si Sabrina vuelve a la familia Ramos, la señorita Ramos la va a pasar mal, te lo aseguro.
Eva permaneció impasible.
-Entonces, ¿qué quieres que haga?
Araceli respondió:/
-No podemos dejar que se case de nuevo con André, ni que regrese a la familia Ramos.
Eva resopló.
-Decirlo es fácil, pero hacerlo… no creo que sea tan sencillo.
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Capítulo 749
Araceli sonrió con un aire confiado.
-Ese solo es el objetivo final, que ganemos las dos. Si la señorita Ramos está dispuesta, yo te buscaré en el momento adecuado.
Eva asintió:
-Entonces, esperaré tu mensaje.
Araceli se marchó.
Cuando la vio alejarse, Rocío por fin se animó a preguntar:
-Eva, ¿de verdad piensas aliarte con esa Araceli? Te lo digo, esa mujer no es nada confiable.
Eva apartó la mirada de la puerta.
-¿Cómo crees? Solo la estaba tanteando.
Rocío soltó una risa burlona.
-¡Eso pensé! No hay forma de que tú te mezcles con esa pendeja. Sobre lo de Sabrina y la herencia…
Rocío se encogió de hombros y sonrió.
-Con que tú lo digas, mi hermano y Fidel se van de cabeza a lo que sea por ti. ¿Para qué necesitas juntarte con alguien tan poca cosa?
Eva suspiró.
-Tampoco es que sea tan ingenua, tiene su lado precavido. Hasta el final no soltó nada que valiera la pena.
Rocío frunció el ceño.
-¿Por qué Hache y Araceli están tan obsesionados con tus aretes?
Eva se tocó el arete, como si no le diera importancia, y sonrió.