-André, ¿cómo es que hoy tienes tiempo de venir por aquí? ¿Viniste a acompañar a Thiago mientras practica tiro también? André apenas respondió con un murmullo distante, dejando claro que no tenía ganas de conversar.
Cuando estuvieron más cerca, Araceli pareció notar finalmente la presencia de Sabrina. Con una voz suave, le dirigió un saludo cordial.
-Señorita Ibáñez.
Luego, sin pedir permiso, tomó asiento junto a André.
A Araceli no le molestó para nada la actitud distante de André. Apenas se sentó, empezó a platicar de mil cosas.
Al principio, André aún le respondía con monosílabos de vez en cuando.
Pero con el paso de los minutos, su expresión se volvió cada vez más impasible, casi no le contestaba. Araceli fingió no notar el desinterés de André y empezó a hablar del pasado.
-André, ¿ya se te olvidó? Cuando recién comenzamos a salir, te encantaba escucharme tocar el violín. Cada vez que nos veíamos, me pedías que tocara para ti. Yo me reía, diciendo que eras mi primer público en mis conciertos privados. Araceli soltó una risa nostálgica y siguió, sin dar tregua.
-Y el día en que me confesaste tus sentimientos, ¿te acuerdas? Eres tan reservado que tu declaración fue tan indirecta, que ni entendí lo que decías. Si no hubiera sido porque después unos tipos me estaban molestando y tú apareciste diciendo que eras mi novio, yo ni me habría enterado de que ya estábamos juntos.
Araceli seguía platicando sin parar.
Antes, André escuchaba todo eso sin mayor problema, a veces hasta se unía a recordar el pasado con ella.
Pero ahora, solo sentía una incomodidad inexplicable.
De manera instintiva, André miró de reojo a Sabrina y se dio cuenta de que ella escuchaba con toda tranquilidad, sin mostrar ni una pizca de fastidio o impaciencia. De hecho, parecía hasta entretenida.
André apretó los dedos y frunció los labios.
Finalmente, no pudo aguantar más y cortó a Araceli en seco.
-Ya estuvo su voz sonó cortante-. Eso ya quedó atrás, no tienes por qué seguir hablando de eso.
La sonrisa de Araceli se congeló un instante.
André, no lo digo por mala intención. Solo pienso que aquellos tiempos fueron los más felices.
Aunque decía eso, Araceli en el fondo deseaba contar hasta los detalles más íntimos de su romance con André.
Quería despertar en él la nostalgia por esos recuerdos y, al mismo tiempo, fastidiar a Sabrina, haciéndola sentir incómoda.
Pero Sabrina no era tonta y entendía perfectamente las intenciones de Araceli.
Antes, cada vez que escuchaba a Araceli, André o Fabián Guerrero hablar sobre el pasado, Sabrina sentía què no pertenecía a ese mundo, como si estuviera aislada y fuera de lugar.
Sabía bien que era una historia en la que nunca podría participar.
Ahora, sin embargo, ya no sentía esa distancia. Más bien, escuchaba todo aquello como quien disfruta de un buen chisme.
Al ver que Araceli se quedaba callada, Sabrina tomó la iniciativa y preguntó con una sonrisa travie
-Y dígame, señorita, ¿recuerda cuándo fue su primer beso con André?
Por un instante, el gesto de Araceli se congeló.
¿Sabrina había preguntado eso?
De verdad que le faltaba un tornillo.
1/2
15:43
Por mucho que quisiera hacerse la desentendida, Araceli jamás podría hablar de ese tema delante de André –
Podía recordar otros detalles y hacerlos pasar por nostalgia, pero si se porila a contar eso, ya sería el colmo.
Y André, por supuesto, tampoco quería escuchar semejante cosa.
Araceli apenas pudo forzar una sonrisa.
-Señorita Ibáñez, sí que sabe bromear.
-No estoy bromeando -Sabrina, animada, Insistió. La curiosidad es parte de la naturaleza humana, ¿no cree? Todo lo que ha contado me pareció bastante interesante. No creo que le moleste compartir alguna anécdota romántica, ¿verdad, señorita?