Capitulo 723
Capítulo 7231
-Vamos al parque de diversiones al que solían llevar a Thiago, ¿quieres venir cuando gustes, señorita?
André apretó el volante sin darse cuenta, los nudillos se le pusieron blancos.
Ely Araceli, en efecto, habían traído a Thiago varias veces a ese lugar.
Pero con Sabrina, nunca lo habían hecho.
La voz de Araceli sono suave, como una brisa cálida.
-De acuerdo, cuando llegue les aviso.
Al colgar la llamada, el ambiente dentro del carro se llenó de un silencio espeso.
No pasó mucho antes de que Romeo rompiera la tensión, sacando un tema cualquiera y comenzando a platicar con Sabrina.
André y Gabriel, mientras tanto, se mantuvieron callados, mirando por la ventana o revisando el celular, absortos en sus propios pensamientos.
Cuando llegaron al parque de diversiones, se llevaron la sorpresa de ver a Araceli ya esperándolos dentro.
Ese gesto dejaba claro que tenía la firme intención de pasar el día con ellos, sin importar las miradas curiosas.
F
Thiago le entregó un labial a Araceli.
-Señora Vargas, aquí está su labial.
Araceli se sonrojó un poco y bajó la mirada.
-Ay, qué despistada soy, siempre se me pierden las cosas.
Gabriel comentó con una media sonrisa:
Si la señorita no se subiera al carro de Carvalho, no tendría estos problemas.
Araceli le respondió:
-Ay, señor Castillo, siempre con sus bromas.
Gabriel dejó el tema ahí, sin insistir más.
Con Araceli sumándose al grupo, todos parecían dos familias de paseo. El ambiente se volvió más distendido y natural, y ya no llamaban tanto la atención como antes.
Sin embargo, no faltaron los curiosos que, al ver a un grupo de adultos atractivos y niños tan lindos, comenzaron a
murmurar.
-Mira esos niños, qué bonitos son. Yo nunca he visto un niño tan guapo.
-Pues claro, ¿no ves que los papás están pintados? Qué genes, ¿eh?
-Ese niño y el tipo de aire serio, se nota que son padre e hijo. ¡Son igualitos!
TTT
-El otro niño no se parece tanto a su papá… pero ese man también está guapísimo, es justo mi tipo, jahhh!
-Lo que yo quiero saber es, ¿cuál de esas dos bellezas es la mamá de los niños?
En ese momento, Sabrina llevaba de la mano a los dos pequeños, lo que confundía aún más a quienes intentaban adivinar quién era la madre de cada uno.
Pero Araceli, que se había colocado junto a André y le hablaba bajito, provocó que algunos se hicieran ideas equivocadas.
Araceli se dirigió a André:
-André, la próxima competencia empieza pasado mañana. ¿Te animas a ir a verme?
André contestó con un tono indiferente:
-Tengo que firmar un contrato ese día, no voy a poder.
Araceli no se rindió.
Capitulo 723
Y cuando tienes tiempo, entonces?
André no respondió de inmediato, pero, casi sin darse cuenta, su mirada voló hacia Sabrina,
Aracell notó la dirección de sus ojos y apretó los labios con fuerza, trágándose las palabras que quería decir.
Luego forzó una sonrisa.
-La señorita Ibáñez también va a competir, ¿sabes? Podrías ir a verla. La vez pasada, ella quedó en primer lugar.
Solo entonces André la miró de frente.
-No sabía que era tan talentosa.
El gesto de Araceli se tensó por un instante, pero enseguida bajó la mirada y murmuró:
-La señorita Ibáñez ha mejorado un montón últimamente… no como yo, que siento que cada vez rétrocedo más.
Sus palabras flotaron en el aire, cargadas de una tristeza que no supo ocultar.
-Si sigo así, ni soñar con un premio, capaz y hasta me eliminan…
Aunque André no había estado presente en las competencias, había visto los videos después. Que Sabrina obtuviera tan buena calificación demostraba que lo suyo no era casualidad. En la competencia del jardín, su victoria había sido bien merecida.
Y Araceli… bueno, él no podía evitar preocuparse por su salud.
-Tú también eres muy buena, no deberías menospreciarte así.
Mientras hablaban, los niños tomaron a Sabrina de la mano y la arrastraron hacia el carrusel.
Sabrina no se negó; escogió una calabaza de las que iban cerca de los niños y se sentó ahí.
Apenas se acomodó, alguien se sentó justo enfrente de ella.
Cuando levantó la mirada, se encontró con Gabriel.
Sabrina parpadeó, sin saber cómo reaccionar.
-¿También quieres subirte al carrusel, señor Castillo?
Gabriel le dedicó una media sonrisa, sin apartar la vista de ella.