Capítulo 720
Sabrina siguió la dirección que señalaba Thiago y, efectivamente, vio a André a lo lejos.
A un lado, Romeo también saludo con cortesía a Thiago.
-Thiago, buenos días.
Thiago le echó una mirada y contestó:
-Buenos días.
Ya no era como antes, que cada vez que veía a Romeo se le notaba el rencor en la mirada, como si le debiera la vida.
Quizás todo había cambiado desde la última vez, cuando Thiago se metió en una pelea con unos niños para defender a su mamá y tuvo el valor de asumir las consecuencias. O tal vez era porque Eva le había dicho: “Entre más te alteres, más lejos vas a estar de tu mama“.
Fuera como fuera, la actitud de Thiago hacia Romeo ya no era tan hostil. Al menos, delante de Sabrina, ya no armaba berrinches.
Sabrina miró hacia abajo, buscando la mirada de Thiago.
-Thiago, ¿venías a buscarme por algo?
Thiago asintió. Luego, abrió su pequeño morral y sacó una pomada.
-Mi papá dijo que te lastimaste la mano, vine a traerte una pomada.
Le extendió el frasco a Sabrina.
-Escuché que esta pomada sirve muchísimo. Si tienes una herida, sana rapidísimo.
Sabrina miró primero a Thiago, luego a la pomada, y al final terminó aceptándola.
-Gracias.
Apenas Sabrina tomó la pomada, la sonrisa de Thiago se volvió radiante, como si el sol saliera solo para él.
Sin pensarlo mucho, le tomó la mano a Sabrina.
-¿Mamá, hoy vas a llevar a Romeo a algún sitio divertido?
Era fin de semana y tanto Thiago como Romeo estaban de descanso.
Sabrina no se lo ocultó.
-Pensaba llevar a Romeo al parque de diversiones.
Los ojos de Thiago se iluminaron de inmediato.
-Mamá, yo también quiero ir al parque de diversiones. ¿Puedo ir con ustedes?
Sabrina dudó, guardando silencio. Parecía que lo pensaba mucho.
En ese momento, Romeo intervino:
-Thiago lleva mucho sin ver a la señorita Sabrina. Si quiere ir a jugar, que venga con nosotros. Además, la señorita Sabrina solo tiene unos días libres y ya yo la estoy acaparando. Si Thiago viene, seremos más y así habrá más ambiente. Además, la señorita Sabrina podrá pasar más tiempo contigo también.
Diciendo esto, le dedicó a Thiago una sonrisa inocente, de esas que no dejan ver ninguna doble intención.
Thiago, sin querer, apretó los puños. Sintió el tono presumido en las palabras de Romeo.
Sabrina lo pensó un poco más, pero al final asintió.
Thiago, al ver que accedía, sonrió y soltó:
-Mi papá vino en carro. ¿Por qué no vamos todos en su carro?
Sabrina estaba a punto de rechazar la idea, pero Romeo se adelantó.
-Mi papá también vino en carro, podemos ir en el de él.
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Sabrina se sorprendió.
Romeo, ¿tu papá también vino?
Romeo asintió.
En ese instante, un carro negro se detuvo justo frente a ellos. La puerta se abrió despacio y un hombre alto y de porte elegante bajó del carro,
-Sabrina, Romeo, llegué muy tarde?
Romeo fue corriendo a abrazar a Gabriel.
-Papá, llegaste justo a tiempo.
Sabrina no esperaba que Gabriel también estuviera ahí, así que su expresión reflejaba sorpresa.
-¿Señor Castillo?
Gabriel le sonrió.
-Voy con ustedes, Sabrina. ¿No te molesta, verdad?
-No hay problema, solo que…
Antes de que pudiera terminar, otra figura Igual de alta se
cercó caminando.
-Señor Castillo, ¿no cree que es algo descortés llegar sin avisar?
Gabriel arqueó una ceja, divertido.
-¿Llegar sin invitación? ¿Acaso el señor Carvalho sí fue invitado?
André contestó, con una expresión impasible:
-Un hijo viene a ver a su mamá cuando quiere, no necesita invitación.
Gabriel soltó una sonrisa con tono burlón.
-Un hijo tiene todo el derecho de buscar a su mamá. Pero Sabrina no es tu mamá, ¿verdad?
André contestó con voz tajante.
-Soy el papá de Thiago. Si vine a buscar a la mamá de mi hijo, es porque me corresponde. En cambio, usted, señor Castillo, viene sin razón.
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