Eso también podía ser.
Después de trabajar tanto tiempo en una tienda de ropa exclusiva, la vendedora ya había visto de todo tipo de clientas adineradas.
Pero como Sabrina, tan joven y guapa, la verdad es que no había muchas.
Suspiro, pensando que, caray, qué suerte sería que una mujer así de joven y atractiva te mantuviera. Debía ser una vida feliz. Sabrina ni imaginaba lo que pasaba por la cabeza de la vendedora. Ella seguía revisando la ropa, buscando con calma alguna prenda que le llamara la atención.
En ese momento, escuchó una voz conocida no muy lejos de donde estaba.
-André, me costó un mundo poder salir y quedar contigo para ponernos al día, ¿por qué tan serio?
-Ni te imaginas, Fidel, ese tipo está cada día más retorcido y traicionero.
-Me tendió una trampa en los negocios, ¿puedes creerlo? Por suerte Jorge se dio cuenta y me salvó; si no, ya me estarían cayendo los regaños de mi papá otra vez.
Sabrina se giró al escuchar la voz. Reconoció de inmediato a tres personas paradas junto a un estante.
Araceli Vargas, con ese tono suave que la caracterizaba, dijo:
-André, tú siempre has sido fanático de esta marca, ¿verdad? Ya que vinimos, escoge algunas prendas, yo invito.
-Fabián, tú también elige lo que quieras.
Araceli había notado hace mucho que, aparte de la ropa hecha a medida, casi toda la ropa de André provenía de esa tienda. Thiago le había contado a Araceli que Sabrina era quien había comprado toda esa ropa para André.
Al enterarse de que Fabián ya podía volver a salir, Araceli no dudó en animarlo para que encontrara alguna excusa y ayudara a que André aceptara salir con ellos.
El semblante de André se notaba distante, pero al final no dijo nada.
Fabián, mientras revisaba la ropa, no paraba de quejarse.
-Ese Fidel está loco, ¡hasta me echó la culpa de su accidente de carro!
-Según él, fui yo quien le dañó los frenos. ¡Por Dios, si yo hubiera hecho algo así, pues lo acepto y ya! Pero ni siquiera tengo bronca con él, ¿por qué me anda culpando? De verdad, le hace falta terapia.
Fabián se iba calentando más y más con cada palabra.
-Ese tipo es tan retorcido que seguro anda haciendo algo terrible en otros lados, y ahora que alguien se le fue encima, viene a buscar bronca conmigo.
-Y todavía quiere tumbar a nuestro Grupo Guerrero. ¿De verdad cree que nos va a ganar tan fácil?
Esta vez, Jorge y André habían intervenido a tiempo y, aunque el Grupo Guerrero perdió algo, los contratos importantes seguían a salvo. Por lo menos, el daño no fue fatal.
Fabián apretó los dientes, con una expresión que casi daba miedo.
-Te lo juro, esta vez no voy a parar hasta ver caer a ese Castaño. Así sea el heredero del Grupo Castaño, yo no tengo nada que perder. Si no le quito el puesto de heredero, que ni me vuelvan a llamar Guerrero.
Por culpa de todo esto, Fabián había perdido de manera definitiva su puesto como heredero del Grupo Guerrero.
Él ya había decidido que Fidel iba a pagar por todo. No pensaba dejar que se saliera con la suya.
André arrugó la frente.
-Si vuelves a meterte en otro lío, esta vez no pienso ayudarte.
Mientras hablaba, André notó algo raro y giró la cabeza hacia donde estaba Sabrina.
Por un momento, pareció sorprendido. Sin dudarlo, caminó directo hacia ella.
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Capitulo 215
Sabrina su voz sono baja, casi dulce, ¿viniste a elegir ropa para Thiago y para mr?
Sabrina contesto con tono distante:
No.
Pero André actuó como si no la hubiera escuchado.
-Ya casi cambia la temporada, y tienes razón, Thiago necesita ropa nueva. ¿Qué te parece si escogemos algo juntos para él?
Sabrina no podía creer lo que escuchaba. ¿Qué tenían estos tipos que todos se sentían el centro del universo?
Antes de que pudiera responder, una voz se escuchó a sus espaldas. Era Sebastián.
Señorita Ibáñez, ¿qué le parece este conjunto? ¿Cree que me queda bien?
Todos se giraron a verlo.
Araceli no pudo ocultar la sorpresa.
El rostro de André se endureció de inmediato.
Solo Fabián, como si hubiera hecho un descubrimiento, abrió los ojos de par en par y empezó a señalar a Sabrina y Sebastián.
-André, ¿ves? ¡Si yo decía que aquí había algo raro entre estos dos!
