Capítulo 703
Capítulo 703
Carolina y Julio llevaban tanto tiempo juntos que compartían un montón de amigos en común.
Así fue como, a través de esas amistades, Carolina se enteró de varios Chismes sobre Julio y su nuevo “gran amor“.
Decían que la persona que más le importaba a Julio era Carolina y que a esa supuesta nueva pareja ni la trataba bien.
Algunos hasta intentaron convencerla de que regresara con él.
-Cuando más lo necesitó, fuiste tú quien estuvo ahí para apoyarlo y cuidarlo le decían, Ahora que por fin todo iba a salir bien, ¿por qué dejar que otra se quede con él?
No les faltaba razón.
Sin embargo, Carolina no quería volver.
No era porque se creyera mejor que nadie o porque le molestara llevar una vida cómoda.
Si Julio no hubiera tenido aquel accidente, con la familia de ella, jamás la habrían aceptado en la farnilia Castaño.
En algún momento, Carolina pensó en hacerse de la vista gorda con las infidelidades de Julio, enfocarse en ganar dinero y
- ya.
Pero…
No pudo.
Le daba asco, un asco que no podía ni disimular.
¿Cómo iba a soportar, aunque sea por dinero, estar junto a alguien que solo de verlo le revolvía el estómago? Después de convivir tanto tiempo con Sabrina, Carolina conocía bastante bien la historia de su amiga.
Por eso podía entender perfectamente por qué la mamá de Sabrina, Celeste, había decidido alejarse de la familia Ramos. Celeste no se fue porque fuera débil ni porque se hubiera obsesionado con algún romance. Se fue porque todo aquello le resultaba insoportable.
Con solo recordar, sentía náuseas.
Si hubiera podido soportarlo un poco más, ¿quién se va de la vida de su propio hijo? Nadie hace eso si no está al límite. Carolina pensaba en cómo Julio la había besado y luego besaba a otras mujeres, y la idea de soportar a ese tipo toda la vida la ponía los pelos de punta, le daban ganas de salir corriendo y no volver jamás.
-Carolina -la llamó
apenas la vio, caminando directo hacia ella-. Necesitamos platicar.
retrocedió unos pasos, mirándolo con desconfianza.
Carolina, instintivament
-No creo que tengamos nada pendiente.
Julio se quedó boquiabierto ante la actitud de Carolina, sorprendido por la desconfianza en su mirada.
-¿Qué te pasa, Carolina? ¿Acaso crees que te haría daño…?
De pronto, como si hubiera caído en cuenta de algo, giró la cabeza hacia Sabrina, lanzándole una mirada gélida que cortaba el aire.
-Fuiste tú, ¿verdad? Fuiste tú la que le metió cosas en la cabeza a Carolina, ¿no es cierto?
Sabrina, sin comerla ni beberla, solo pudo parpadear confundida.
[¿Será que en la familia Castaño, aparte de Hernán, no hay ni una sola persona decente?]
Carolina, roja de la rabia, explotó:
-¡Julio, deja de decir tonterías! Lo nuestro no tiene nada que ver con Sabrina.
Julio soltó una risa burlona.
-Ella tiene al abuelo comiendo de su mano, ¿no ves? Si por ella fuera, toda la empresa Castaño ya sería suya. Y ahora te
17:31
Capitulo 703
está metiendo cizaña para separarnos. Si no fuera por ella, ¿me habrías dejado?
Carolina no pudo evitar reirse, incrédula.
-¿Así que terminamos por culpa de Sabrina? ¿No será más bien porque tu antiguo amor volvió y tú corriste detrás de ella? En vez de hacerte responsable de lo que pasó, ahora le vas a echar la culpa a alguien que no tiene nada que ver? Julio, ¿de verdad te sientes muy hombre así?
El rostro de Julio se endureció.
-Antes de que llegara esta mujer, nunca te atrevías a levantarme la voz. Pero ahora, desde que andan de amigas… -lanzó una mirada despectiva a Sabrina-, hasta hablas como si me odiaras.
Julio seguía echando culpas a diestra y siniestra, y Carolina sentía la vergüenza quemándole la cara.
Sabrina le había dado trabajo, la trataba como amiga, y Julio, cada vez que abría la boca, solo sabía hablar mal de Sabrina.
Menos mal que Sabrina confiaba en ella y no pensaba mal, porque si fuera otra, seguro ya habría sospechado que Carolina conspiraba con Julio a sus espaldas.
Carolina lo encaró, molesta.
-Julio, te lo repito por última vez: lo nuestro no tiene absolutamente nada que ver con Sabrina.
Entonces, como si de pronto se le ocurriera algo, se le dibujó una sonrisa sarcástica en los labios. -¿Quieres saber por qué terminamos? Perfecto, ahora mismo te lo explico.