Capítulo 694
Capítulo 694
Sebastián Fonseca siempre ha sido rápido de mente y lleno de ideas.
Araceli Vargas lo miró con los ojos brillando de expectación.
-Sebastián, ¿qué se te ocurrió? ¡Cuéntame rápido!
Sebastián se encogió de hombros y le respondió:
-En la competencia presencial, no tengo cómo ayudarte, ahí te toca confiar en ti. Pero en la transmisión en vivo, puedo hacer que tus números se vean mucho mejor.
Araceli entendió al instante lo que Sebastián quería decir.
-¿Tú… quieres ayudarme a inflar las estadísticas?
Ella pensó en cómo, desde el principio, las cifras de preventa las habían “arreglado” un poco, y ahora Sebastián también pretendia maquillar los datos de la transmisión. De pronto, algo le incomodó.
No era como cuando André Carvalho y Fabián Guerrero habían invertido tiempo, plata y recursos en promocionarla y ganar seguidores. Aquellos seguidores sí existían, eran personas reales.
Pero lo que Sebastián proponía era distinto. Aunque también costaba un dineral, le dejaba un sabor amargo, como si todo fuera una fachada.
¿A quién no le gustaría tener seguidores de verdad? Imaginó estar rodeada de bots en vez de gente auténtica y la idea le resultó bastante extraña.
Sebastián, notando la duda en su expresión, volvió a hablar:
-Puedo ayudarte metiendo plata en publicidad para atraer público real, y ya tú verás si logras engancharlos. Pero si quieres que le ganes a Sabrina Ibáñez, ni yo te lo puedo asegurar.
Araceli se quedó callada.
La competencia ya estaba en marcha. Aunque invirtiera en hacerse notar, no era seguro que superaría a Sabrina. Además, las campañas normales de promoción requerían tiempo, y eso era precisamente lo que le faltaba. Lo que Sebastián proponía era, sin duda, el atajo más rápido.
Respiró hondo y tomó una decisión.
-Está bien, vamos a hacer lo que tú dices.
Sebastián la miró con atención.
-¿Hay algo más que quieras?
Araceli dudó un momento antes de preguntar:
-Sebastián, ¿tienes forma de comprar a los jueces?
Sebastián soltó una carcajada.
-Araceli, yo no soy colombiano, y este es el territorio de André. La verdad, en eso sí no te puedo ayudar. ¿Por qué no le preguntas a André? Con el poder que tiene, quizá él pueda lograrlo.
Araceli se quedó en silencio.
Esó era lo último que podía hacer. Si iba con André a pedirle eso, sería como confesarle que necesitaba jugar sucio para poder vencer a Sabrina. ¿Cómo la vería él después?
El tiempo se le venía encima. Decidió no perder ni un minuto más con Sebastián y colgó la llamada.
En la pantalla del televisor, el rostro seguro de Sabrina resaltaba, llenando de molestia a Araceli.
Cinco minutos pasaron volando. El tiempo de la entrevista se agotó.
El presentador parecía reacio a terminar.
No veía todos los días a una concursante como Sabrina: con talento, carisma y una presencia que atrapaba. De los diez finalistas de este año, seis eran caras conocidas del año pasado. Conocía de sobra sus habilidades.
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Capitulo 694
Si volvían a mandar a los mismos de siempre, el resultado era predecible.
Además, este año Marcelo Blanco ni siquiera se había inscrito, lo que tenía nerviosos a muchos en el medio.
Después del escándalo, el país había perdido fuerza en la escena musical. Hacía tiempo que no surgía una nueva estrella,
Ahora que Sabrina había surgido, y además era tan atractiva, parecía que estaba hecha para este escenario.
La música es un deleite para los sentidos; el oído es clave, pero la vista también cuenta.
Sabrina se retiró y fue el turno de Araceli.
Ella eligió una pieza clásica: “Libres Sueños“.
No era menos exigente que “La Promesa” o “Luz de Luna sobre el Mar“.
A diferencia de la pieza serena y apacible que interpretó Sabrina, “Libres Sueños” era pura pasión y energía. Su fuerza llenaba el auditorio.
En el público, Daniela Blasco observaba a Araceli y no pudo evitar comentar:
-Quién lo diría, Araceli está actuando sin hacer ningún escándalo. Pensé que iba a montar su show de siempre.
Marcelo soltó una carcajada áspera.
-Esto es una competencia seria. Nadie va a consentirle sus caprichos aquí. Si llega a cometer un error, Sabrina gana sin necesidad de pelear. En los concursos nacionales quizás le den otra oportunidad, pero contra gente de fuera, ¿quién le va a aguantar sus dramas? Por más talento que tenga, nadie quiere tratar con alguien así.
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