Victor volvió a recostarse en la cama y abrazó a Xyris. ¿Recuerdas a Raquel?
Xyris moviò la cabeza y respondió: -La recuerdo.
-La medicina de Raquel es excelente, ella es la santa doctora nacional, la Invencible, curó las piemas de la señora Nysa.
Xyris dijo feliz: -¿De verdad? ¡Eso es algo maravilloso! No pensé que Raquel fuera tan buena en
medicina. No sé por qué, pero cuando veo a Raquel, siento unas ganas de acercarme a ella. Sin embargo, con nuestra hija Anita no tengo esa sensación.
En realidad, a Victor le pasaba lo mismo, pero la prueba de ADN había confirmado que Ana era su hija biológica. 1
Víctor observó preocupado el cansancio y la enfermedad reflejados en los ojos de Xyris. -Voy enseguida a llamar a Raquel para que venga a examinarte.
Xyris preguntó ansiosa: -¿Raquel vendrá? Solo nos hemos visto una vez.
Víctor dijo: -Voy a llamarla y preguntarle.
Víctor tomó su celular.
Xyris lo miró levantando la cabeza. -Jefe Víctor, te preocupas por mí.
Víctor la apretó con fuerza entre sus brazos. -Te lo repito, aún no estamos divorciados. No eres mi exesposa, ¡sigues siendo mi esposa!
Xyris le lanzó una mirada significativa.
Víctor marcó el número de Raquel. Pronto la llamada fue contestada, y la voz clara y serena de Raquel se escuchó con fuerza del otro lado. -Hola, jefe Víctor.
-Raquel, te llamo porque necesito pedirte un favor.
Jefe Victor, por favor, dime. He recibido tu ayuda en el pasado, si necesitas algo de mí, haré lo mejor que pueda.
-Mi esposa no ha estado bien de salud, me gustaría pedirte que vengas a revisarla.
Raquel aceptó sin la menor vacilación. -Por supuesto, ¿a dónde está ahora? Iré a verlos.
Víctor dijo: -Haré que mi secretaria vaya a recogerte.
-No es necesario, jefe Víctor, iré por mi cuenta. Nos vemos en un rato.
Después de colgar, Xyris exclamó con alegría: -¿Raquel vendrá en un momento?
Víctor contestó. —Sí.
Xyris intentó levantarse de inmediato. -Entonces tengo que levantarme.
Victor la abrazó con dulzura, -Quédate acostada aquí, deja que Raquel te examine dentro de un rato
Xyrís se volvió a recostar. -Está bien, me quedaré aquí. Pero, jefe Victor, tú deberías bajar.
Víctor le acarició la mano; su cuerpo, que antes estaba helado, ya se habla calentado un poco El la miró de reojo. -Después de usarme quieres echarme de la cama, Xyris, ¿no crees que eres demasiado práctica?
Xyris alzó una ceja. -Cuando me tomaste de la mano, me llamaste ‘mi amor‘, pero ahora que ya has satisfecho tus necesidades físicas, me llamas directamente por mi nombre. Jefe Víctor, entre tú y yo, ¿ quién es realmente el más práctico? Ahh…
Víctor avergonzado guardó silencio.
Se negó a bajar de la cama y siguió abrazando a Xyris. -Déjame abrazarte un poco más, Raquel aún no ha llegado.
-Cuando Raquel llegue será demasiado tarde. ¿Acaso quieres que nos vea a los dos en la misma cama? -¿Y qué si Raquel nos ve? ¿Qué hay de malo en que estemos en la misma cama?
Sin pensarlo, desde afuera se escuchó la voz del secretario: -Señorita Raquel, por favor, adelante, los jefes Víctor y Xyris están en la oficina.
Raquel curvó los labios en una ligera sonrisa. – Muchas gracias, pero no los veo por ninguna parte.
-Entonces quizás estén en la sala de descanso. Puedes entrar a revisar.
-De acuerdo.
Raquel abrió la puerta de la sala de descanso.
Xyris se puso algo nerviosa, porque Víctor aún seguía en su cama.
Xyris levantó el pie y de una patada empujó a Víctor afuera de la cama.
Capítulo 711