Capitulo 708
Victor guardó silencio.
Muy pronto, los botones de su camisa fueron arrancados, dejando al descubierto la mitad de su torso
musculoso. La mano de Xyris cayó directo sobre sus músculos firmes y ardientes, colgándose de él con
sensualidad.
Víctor pasó saliva y la dejó abrazarlo.
La temperatura de su cuerpo calmó en gran medida a Xyris, aunque su rostro aún seguía muy pálido
Anita…
-No te preocupes, ya mandé a alguien a seguirla. No le pasará nada-, la consoló con ternura.
-Está bien que Anita quiera entrar a mi empresa, pero su ambición es demasiado grande, quiere
alcanzar el cielo de un salto. Tengo que hablar seriamente con ella.
La educación de Ana se había convertido en el mayor dolor de cabeza tanto para Víctor como para Xyris.
Víctor dijo despreocupado: -Entiendo.
Xyris de pronto levantó la cabeza para mirarlo. -¡Víctor, tienes una reacción física!
Los ojos de Víctor se ensombrecieron. Miró ese rostro deslumbrante de Xyris y, bajando la cabeza, la
besó.
Pero Xyris de inmediato se apartó.
Víctor giró sobre sí mismo y la aprisionó bajo su cuerpo.
Xyris alzó con fuerza la mano para empujarlo. ¿Qué estás haciendo?
Víctor dijo: -Tengo una reacción física,¿tú qué crees que quiero hacer?
De repente, Xyris metió la mano en el bolsillo de su pantalón, hurgando sin orden.
Víctor gritó: -¡Xyris!– ¿Es que no lo veía como un hombre?
Xyris sacó su celular del bolsillo. -jefe Víctor, si ya tienes necesidades físicas, entonces déjame llamarle
a Tyliana.
Iba a llamarla.
Víctor se enojó. -Xyris, ¿no has hecho suficiente escándalo ya? Te dije que entre Tyliana y yo no ha
pasado nada.
Xyris dio a entender que no quería escuchar. Miró el celular de él. -¿Cuál es la contraseña de bloqueo? ¿ Sigue siendo mi fecha de cumpleaños?
Xyris introdujo su fecha de cumpleaños, y en efecto, el teléfono se desbloqueó.
Xyris alzó una ceja. -¿No cambiaste la contraseña en todos estos años?
La contraseña aún seguía siendo la que ella le había puesto, su fecha de cumpleaños. El núna er
camblado.
Xyris encontró el número de Tyliana y estaba a punto de llamarla.
Pero Victor le agarró la muñeca y la presionó contra la cama. -Xyris, ¿acaso, no es tu deber como esposa satisfacer mis necesidades?
Ya mandé al abogado redactar el acuerdo de divorcio, jefe Victor. Por lo tanto, ya no soy tu esposa…{
Mmh!
Víctor bajó la cabeza y la besó con urgencia.
Xyris se debatió con fuerza. -¡Sueltame!
Pero Víctor no la soltó. La besó en el cuello y entre el cabello largo. Ella quería calor y se dejó abrazar por él, incluso lo tocó a voluntad. ¿Acaso él era solo una herramienta? ¿Acaso no se daba cuenta de que actuar así era bastante peligroso?
La blusa blanca de seda que llevaba ya se había abierto, y la mano de Víctor se deslizaba dentro. La manga de su camisa envolvía su muñeca, sobre la cual relucía un lujoso reloj. Lo que quedaba expuesto mostraba una pulcritud sobria, serena y contenida.
El rostro de Xyris, antes pálido, ya estaba enrojecido. Empujó su mano hacia afuera. -Víctor, ¿cuántos años tienes ya? En pleno día, ¿qué estás intentando hacer? ¡Eres un vil descarado!
La voz de Víctor era ronca. -¿No solíamos hacerlo así antes? No importaba en cualquier momento y, en cualquier lugar.
Xyris, por supuesto, no había olvidado aquellos apasionados días en que estuvieron casados. Aunque su matrimonio fue solo fruto de una alianza familiar, en todos los aspectos hacían excelente pareja, especialmente en la cama.
Siendo objetiva, Víctor cumplía con todos los requisitos que ella podía pedir en un esposo por conveniencia.
Por supuesto, él también fue el hombre que ella eligió.
La pareja del matrimonio arreglado había sido una elección personal.
