Tyliana odiaba con toda el alma a Xyris, fue Xyris quien le robó la vida que originalmente le pertenecía,
¡En un principio Victor era suyo!
¡La posición de señora Barroso también era suya!
Víctor regresó al reservado, Ana preguntó: -¿Papá, a dónde fue mamá?
Víctor respondió: -Anita, tu madre tenía algo importante que hacer, se fue primero.
-¿Qué? ¿Mamá se fue?– Ana frunció los labios rojos con coquetería. -¿Por qué mamá se fue de
repente? Y ni siquiera se despidió de mí.
Víctor posó su mirada en Ana. Antes no había sospechado nada extraño en ella, pero ahora, tras lo dicho por Xyris, también empezó a dudar sobre el origen de Ana.
¡Debería haberse hecho una prueba de paternidad por ADN en su debido momento!
Sin embargo, Víctor no lo mostró en su rostro. No iba a permitir que Ana se diera cuenta. Si Ana era
realmente su hija, no podía dejar que ella supiera que él y Xyris lo sospechaban; si no lo era, con más razón no debía saberlo. Así que ahora debía actuar con total discreción. 1
Víctor preguntó: -Anita, ¿ya comiste suficiente? Si es así, regresemos a casa.
Ana estaba satisfecha, de todos modos ya había logrado su objetivo; mañana podría ir a trabajar en el
Grupo Jiménez.
Ana miró a Raquel. Desde que había entrado al reservado, Raquel había comido en silencio, con mucha
discreción.
-Raquel, ¿ya comiste suficiente? Ahora nos vamos a casa. ¿No pensarás venir con nosotros, verdad?
Raquel dejó aún lado los cubiertos. -Gracias al señor Víctor y a la señorita Ana por la invitación. He comido suficiente. Ustedes regresen a casa, yo también me iré.
-Ana le lanzó una mirada despectiva a Raquel. -Papá, vámonos a casa.
Víctor miró de reojo a Raquel. -Raquel, nos vamos.
-Bien, hasta luego.
Víctor se marchó con Ana. Media hora después, ya habían llegado a la villa de la familia Barroso y
entraron al salón.
Ana dijo: -Papá, me retiro.
-¡Anita!– Víctor la llamó de repente.
-¿Papá, pasa algo?
Víctor levantó la mano y le acarició la cabeza. -Nada, sube.