Capitulo 700
Xyris,-No sé por qué, pero siempre he tenido la sensación de que hay algo extraño con Anita, ¿Te hiciste una prueba de ADN para confirmar la paternidad?
Victor lo negó. -No.
Xyris dijo: -Saca tiempo para hacerte una prueba de ADN. Quiero ver los resultados.
Víctor miró con seriedad a Xyris. -La encontré en Solarena. Anita fue criada con esmero por Alejandro. ¿ Acaso no ha estado él siempre enamorado de ti? ¿Cómo podría estar equivocado?
Xyris miró sorprendida a Victor. Aquel hombre de más de cuarenta años tenía los rasgos parcialmente ocultos bajo la tenue luz, pero seguía siendo un tipo atractivo y varonil. Cada uno de sus gestos estaba impregnado de ese magnetismo que solo el dinero, el estatus y la experiencia de vida podían lograr forjar. El hombre con el que se había casado en su juventud se había convertido por completo en un magnate del mundo empresarial.
Xyris sonrió. -Jefe Víctor, escucha el tono con el que hablas. ¿No suenas estar un poco… celoso?
Víctor la miró, deslumbrado por su sonrisa radiante. -¿Y qué parte de lo que dije es mentira? Después de dar a luz, te llevaste a nuestra hija sin decir una sola palabra. Luego desapareciste… y no por unos meses, sino por más de veinte años. Si yo no te hubiera ido a buscar, ¿acaso alguna vez pensabas
regresar?
Xyris sonrió con frialdad. Fue Tyliana quien la envenenó en aquel entonces. Siempre hubo una exnovia rondando a su lado. Su hija no podía quedarse en Valle del Río.
Casi perdió la vida al dar a luz. Fueron sus propios hombres quienes la sacaron de allí en absoluto secreto. Durante todos estos años estuvo en coma por el veneno y apenas había despertado hace poco.
-Sabes jefe Víctor, lo pasado ya quedó atrás. No tenemos nada más que hablar. Avísame cuando tengas los resultados del ADN. Tengo cosas pendientes que hacer. Me voy.
Xyris se dio la vuelta para marcharse.
Víctor, lleno de ira, extendió el brazo y le agarró con fuerza el delgado brazo, empujándola contra la pared. Su figura alta y firme la acorraló en ese instante contra su pecho.–Xyris, ¿qué actitud altiva es esa? Has estado separada de tu hija tantos años. ¿No, das ni una sola explicación? ¿Con qué derecho
vienes a mostrarte tan arrogante?
Xyris alzó con altivez la vista y lo miró. -jefe Víctor, ¿por qué estás tan alterado? ¿No has encontrado a alguna mujer que te tranquilice?
Mientras hablaba, Xyris levantó el pie. Llevaba tacones altos, finos y puntiagudos. La punta del zapato rozó su pantalón negro de vestir, deslizándose coqueta hacia arriba.
Su vestido rojo tenía una ligera abertura. Al levantar la pierna, se revelaba un tramo de su pálida y tersa
pierna, tan provocativa como embriagadora.
Víctor le puso enseguida una mano en el hombro, sus ojos brillaban con una mezcla de ira contenida y un
fuego peligroso. –Estamos en un lugar público. ¿Acaso estás tratando dé seducirme?
A Xyris le encantaba verlo con ese semblante serio. -Yo pensé que cuando me empujaste contra la pared, ese era precisamente tu propósito. ¿O acaso lo entendi mal?
La mano de Xyris descendió poco a poco hasta el pecho de Víctor. Debajo de su abrigo negro llevaba un
chaleco ejecutivo a juego, y debajo, una camisa blanca. La mano de Xyris se deslizó por debajo del abrigo y luego de la camisa, acariciando con seducción hacia abajo.
Seis abdominales perfectamente marcados.
Músculos firmes, líneas bien esculpidas.
En los hermosos y brillantes ojos de Xyris se encendió una chispa de diversión. -Ya tienes más de cuarenta años, y sin embargo mantienes tu figura tan bien… igual que cuando eras joven.
Mientras hablaba, usó su delicado dedo índice para presionar con fuerza los esculpidos abdominales, riéndose con cierta picardía mientras los tocaba. -Vaya… se sienten increíbles.
Los ojos de Víctor se ensombrecieron. Su nuez de Adán subió y bajó con fuerza. Incliné la cabeza e intentó besar los labios rojos de Xyris.
Pero no alcanzó a besarlos. Xyris giró e con agilidad lo evitó.
El cuerpo de Víctor se tensó. Su voz se tornó grave y áspera. -¿Te estás burlando de mí?
Xyris retiró la mano. -Jefe Víctor, ¿cuál es nuestra relación ahora? Ya estamos divorciados. Si tienes necesidades, no vengas a buscarme.
Víctor respondió: -¿Divorciados? Si no me falla la memoria, aún no hemos tramitado el acta de divorcio. Xyris, ubícate. ¡Sigues siendo mi esposa!
Xyris alzó por unos segundos la cabeza, sin ceder terreno. -¿Y eso qué? ¿Acaso una simple hoja de papel hace la diferencia? Llevamos más de veinte años separados. Mañana mismo le diré a mi abogado que presente la demanda y listo. ¡Esa acta la consigo en un abrir y cerrar de ojos!
Capítulo 701