-Mami, esta vez fue gracias a esta abuelita que me protegió. Vamos a la casa de la abuelita y del señor guapo a jugar un rato, ¿si?– dijo la pequeña Bethra con voz infantil.
Raquel lo pensó por unos minutos. Por ahora, no tenía intención de irse de Valle del Río, porque aún
estaba esperando la explicación de Ana.
Además, Xyris iba a regresar, y ella tenía muchas ganas de ver a la madre de Ana, Xyris.
-Está bien, señora Nysa, entonces acepto su invitación. Por favor disculpè la molestia.
Alberto efusivo extendió los brazos. -Bethra, ven, déjame cargarte.
Raquel se negó: -No es necesario molestarte, a mi hija yo la cargo.
Los adorables y brillantes ojitos de Bethra miraron a su mami, luego miraron con dulzura a Alberto. –
Pero mami, yo quiero que el señor guapo me cargue.
Raquel guardó silencio. Su hija, a la que había criado por tres años, de repente mostraba preferencia por
otra persona.
En ese momento, Alberto la tomó en brazos, y Bethra dijo riendo, ya estoy grande, y peso más. No
quiero que a mami le duelan los brazos, por eso quiero que el señor guapo me cargue. Mami, te amo.
Raquel volvió a guardar silencio. Su amada hija, con su alta inteligencia emocional, logró consolarla en
un instante.
Nysa, al ver a la adorable Bethra, sonrió con agrado y dijo: -Bethra, entonces vámonos a casa.
Víctor llevó de regreso a Ana. En la sala, Víctor miró a Ana. -Anita, ¿ya reconoces tu error?
Ana dijo furiosa: -Papá, ¿por qué ustedes siempre han favorecido a Raquel? ¡Es justamente porque ustedes siempre favorecen a Raquel que mandé a secuestrar a su hija! Estos tres años en los que Raquel no estuvo, ¿acaso no estuve perfectamente bien? ¡Todo esto es culpa de Raquel, ella nunca debió existir!
Víctor se enfureció. -¡Anita! Tanto hace tres años como ahora, siempre le echas toda la culpa a Raquel. ¡
Nunca has reflexionado sobre tus propios errores!
Ana respondió con cinismo: -¡Yo no he hecho nada malo!
Víctor gritó iracundo: -¡Tú!
Ana dijo: -Papá, si ya no me amas, ¡entonces mejor me muero!
Víctor, respondió furioso: -Ana, esa maldita táctica de querer morir ya la usaste hace tres años. ¿La vas
a volver a repetir? ¿No te cansas? ¿Ni siquiera eres capaz de inventar algo nuevo?
En el camino de regreso, Ana ya lo había decidido: solo tenía que fingir querer suicidarse, igual que hace tres años, y seguro que lograría que Víctor cediera.
Pero Victor vio a través de sus oscuras intenciones, y ella se quedó paralizada de inmediato
Mientras padre e hija permanecían tensos, Tyllana amorosa corrió hacia ellos. Victor por que está discutiendo con Anita?! ¡Anita es tu única hija biológica! No importa qué error haya cometido, por más grave que sea debes edúcarla bien, no gritarle.
Mientras hablaba, Tyliana consoló a Ana con voz suave: -Anita, tu papá te reprende de esa forma solo porqué te ama demasiado.
Durante estos tres años, Tyliana había sido muy buena con Ana, siempre complaciéndola en todo. Ana sabía muy bien que Tyliana lo hacía solo para congraciarse con ella. Después de todo, si se ganaba su favor, podría casarse sin ningún problema con su papá.
Ana…
Víctor y Ana seguían allí paralizados, cuando de repente sonó una melodiosa y prolongada melodía: era el timbre del celular de Víctor.
Víctor sacó su celular y, al ver la pantalla, apareció el nombre de Xyris parpadeando.
Xyris estaba llamando.
Víctor contestó emocionado, y la voz de Xyris se oyó efusiva: -Víctor, ya regresé al país.
Xyris había vuelto antes de lo previsto.
Xyris dijo feliz: -¿Dónde está mi hija Anita? Quiero ver a mi hija ahora mismo. Organiza un encuentro para que nos veamos.