ítulo 691
Victor miró a Ana, sin poder ocultar su decepción. Anita, ¿no deberías haberte golpeado? ¿Cómo pudiste hacer algo así?
Víctor sabia que Ana era un poco caprichosa y astuta, pero cuando Raquel le dijo que Ana habla contratado a unos matones para secuestrar a alguien, él no lo creyó. No podía aceptar por ningún motivo que su hija fuera tan mala.
Víctor era el líder del clan más rico de la alta sociedad, y Xyris era una dama de familia adinerada; ambos tenían orígenes privilegiados. ¿Cómo era posible que una hija tan malvada como Ana pudiera nacer de una combinación tan poderosa?
Víctor estaba profundamente decepcionado.
Pero Ana no se diò cuenta en lo absoluto de su error. Se quejó agraviada: -Papá, ¿cómo pudiste golpearme frente a extraños? ¡Así solo lograrás que Raquel se burle de mí! ¡Soy tu hija de sangre, ¿por qué siempre estás del lado de los demás?!
Después de hablar, Ana se dio la vuelta y trató de salir corriendo de allí.
Pero un guardaespaldas vestido de negro le bloqueó el paso. Raquel habló desde atrás: -señorita Ana, ¿ acaso le di permiso para irse?
Alberto dijo con frialdad: -Ana, tú secuestraste a Bethra y a mi madre, ahora hay pruebas suficientes.¿ Crees que puedes salir bien librada de esto sin consecuencias?
Ana se volteó hacia Raquel y Alberto. Era evidente que ninguno de los dos pensaba dejarla libre.
Luego miró a Nysa. En los ojos de Nysa ya no había calor alguno; estaba claro que el afecto que alguna vez sintió por ella había desaparecido.
Ahora, el único al que podía aferrarse era Víctor.
Ana miró suplicante a Víctor. -Papá, soy tú única hija. No permitirás que me lleven presa, ¿verdad?
Víctor cabizbajo no dijo nada.
Ana le rogó sollozante: -¡Papá, tienes que protegerme, no puedes dejar que arruinen mi vida!
Víctor miró a Raquel y Alberto. -Debo llevarme en este momento a Ana de regreso.
Víctor decidió proteger a Ana.
No importaba cuán decepcionado estuviera de su malvada hija, no podía ignorarla.
Raquel no mostró ninguna expresión de sorpresa, porque ya sabía que Víctor protegería a Ana. Victor era un gran padre; amaba profundamente a su hija.
-jefe Víctor, consentir a su hija es igual que hacerle daño. Precisamente porque la ha mimado una y otra vez, Ana ha cruzado los límites una y otra vez. ¡Usted no sabe qué cosas puede hacer la próxima vez! Si en verdad la ama, debería educarla bien, convertirla en una persona con buenos valores.
Victor guardó silencio por unos minutos, claramente estaba de acuerdo con la filosofia educativa de
Raquel. Raquel, en adelante seré más estricto con Anita. Su madre está por regresar, y en este momento no puedo permitir que se la lleven. Te lo prometo, después de que se reúna con su madre to daré una explicación sobre todo esto.
Alberto miró fijamente a Raquel. -Raquelita, como tú decidas manejar este asunto, yo te apoyo en todo
Raquel contestó -Está bien, confío en ti. Entonces esperaré esa explicación.
Raquel accedió.
Ana soltó un suspiro de alivio, y al mismo tiempo se sintió un poco orgullosa. Mientras tuviera el estatus de hija del hombre más rico del mundo, nunca le pasaría nada.
Victor dijo: -¡Alguien, vengan a encargarse de esto! Anita, ven conmigo.
Víctor se llevó enseguida a Ana.
Después de que padre e hija se marcharan, Raquel abrazó cariñosa a Bethra. -Bethra, regresemos a
casa.
Nysa miró agradecida a Raquel. -Raquel, gracias por curar mis piernas. ¿Por qué no vienes con Bethra a la casa de los Díaz?
Alberto aún no sabía que las piernas de Nysa ya estaban curadas. Se mostró sorprendido. -Mamá, tus
piernas…
Nysa sonrió entusiasmada. -Fue Raquel quien curó mis piernas.
Alberto miró a Raquel con alegría. -Raquelita, gracias.
-jefe Alberto, señora Nysa, no se preocupen no tienen por qué agradecer. Es algo que estaba dentro de mis posibilidades.