Victor miró a Raquel con el ceño fruncido, visiblemente molesto. -Raquel, estás slendo impertinente
Todos sabían que Xyris era la profunda espina clavada en el corazón de Victor, una herida que nunca sano, y nadie se atrevía a tocar ese tema. Sin embargo, Raquel no solo se atrevía a mencionarlo, sino que además se burlaba de él sin reparo. Esa chica era realmente audaz.
Raquel dijo, -jefe Victor, ¿acaso he dicho algo incorrecto?
Victor guardó silencio por unos minutos. ¡Entre Tyliana y yo no ha pasado nada!
Raquel dijo, si no ha pasado nada, ¿por qué la señora Xyris lo malinterpretaría entonces?
Victor al instante se defendió, -…eso fue porque ella es una muer bastante celosa y posesiva.
Raquel’dijo con firmeza, -jefe Victor, usted es muy gracioso. Porque algo salió mal, ¿entonces fue culpa de la señora Xyris por ser celosa y posesiva? Si no hubiera otras mujeres a su alrededor, ¿cómo podría ella volverse celosa y posesiva? Dicho de otra manera, si usted ya sabía que ella era de esa manera, ¿por qué insistió en mantener a otras mujeres cerca de usted?
Victor guardó silencio.
Había sido refutado por Raquel y no supo qué responder.
Antes, ya se sentía agobiado por los arrebatos de Xyris, y ahora que Raquel había llegado, su lengua afilada lo dejaba por completo sin defensa.
-Señorita Raquel, esto es un asunto entre mi esposa y yo. Eso no te concierne. Te aconsejo que no te
metas.
Raquel dijo, lo siento mucho, jefe Víctor. Entonces no diré más. Me retiraré.
Raquel comenzó a salir, pero de pronto recordó algo y giró la cabeza para decir, -ah, por cierto, jefe Víctor, creo que debo corregirlo. Ahora la señora Xyris ya es su exesposa. Entonces, ¿esto puede considerarse un asunto doméstico suyo?
Víctor gritó enfurecido: -¡…Fuera!
En ese momento, desde afuera se escuchó de pronto la voz de Tyliana: -Alberto, no puedes irrumpir en
el estudio de Víctor.
Poco después, la voz grave y magnética de Alberto resonó en la distancia. ¿Dónde está Raquel? Recibí noticias de que vino a la casa de los Barroso, ¿cierto? ¿Está ahora en el estudio de don Víctor?
Tyliana dijo, -Alberto, yo…
-Señora Tyliana, por favor, quítese. ¡Debo ver a Raquel!
-Alberto, este es el estudio de Víctor. Mira, mejor espera afuera unos minutos. Yo entraré a anunciarte.
-¡No hace falta!
En ese instante, la puerto del estudio fue ablerta de golpe, y el cuerpo alto y apuesto de Alberto aparteko de pronto en el umbral.
Victor levantó la vista hacia Alberto, que acababa de irrumpir sin permiso, y frunció las cejas con
severidad.
Alberto avanzó con paso largo y decidido hasta llegar justo al lado de Raquel. -Dime Raquelita, ¿por que te viniste de repente sin decirme nada? ¿Por qué viniste a casa de don Victor?
Raquel no esperaba que Alberto la siguiera tan rápido. -Jefe Alberto, vine a casa del jefe Victor como invitada.
Alberto apretó los labios con cierto desagrado. -¿Viniste como invitada a casa de don Victor, pero por qué entraste directo en su estudio? ¿Acaso qué relación tienes con él?
Víctor ya estaba de mal humor, y ahora se sentía aún peor, porque la mirada que Alberto le lanzó era como si lo hubiera sorprendido en flagrante delito.
Víctor dijo furioso, -Alberto, ¿qué quieres decir con eso? ¿Acaso sospechas que entre la señorita Raquel y yo pueda haber algo inapropiado? A mi edad, podría ser el padre de la señorita Raquel.
Alberto le echó un vistazo a Víctor. -¿Y cómo se supone acaso que debo saber lo que piensas? Hoy en día, ¿no les gustan a los hombres mayores las chicas jóvenes?
Víctor se quedó al instante sin palabras; era como si Alberto lo hubiera acusado en su cara.
Víctor dijo enfurecido. -¡Ustedes, salgan todos de aquí!
Víctor dio la orden, exigiendo que Raquel y Alberto salieran juntos.
Tyliana se acercó respetuosa. -Señorita Raquel, Alberto, salgan los dos, por favor. No lo hagan enojar.
Alberto tomó la pequeña mano de Raquel. -Raquelita, vámonos.
Capitulo 686
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