Capítulo 680
Victor dijo: -Escuché un poco sobre ti, supe que acabas de asistir a la Cumbre de Vino de Valle del Río, tú eres Jolanda.
Raquel lo admitió con generosidad: -Sí.
Victor admiraba a Raquel, era raro ver a una chica tan joven compitiendo en el vasto mundo de los negocios.
-Señorita Raquel, ¿puedo saber qué asunto la trae a verme esta vez?
Raquel sonrió con agrado: -Jefe Víctor, acabo de llegar a Valle del Río y me gustaría visitar a la familia Barroso.
Raquel quería ir con Víctor a la villa de la familia Barroso.
Víctor se detuvo por unos minutos y sonrió: -¿De verdad quieres visitar mi casa?
-Así es, escuché que tu villa es bastante lujosa, quiero ampliar mis horizontes.
Víctor no sabía muy bien cuál era el verdadero propósito de Raquel, pero aceptó: -Está bien, ven conmigo a casa.
Raquel en realidad no esperaba que todo saliera tan bien: – Muchas gracias, jefe Víctor.
Ana estaba ahora en la villa de la familia Barroso. La noche anterior le había tendido una trampa a Raquel en una bodega privada, pero fracasó, por poco y la atraparon, y apenas logró escapar.
Ana pasó la noche sin dormir, preocupada, y se levantó bien temprano, porque sabía que el día de hoy su padre regresaba al país.
Antes, con su padre en el extranjero, podía hacer lo que quisiera, respaldada por su identidad como hija
del hombre más rico del mundo. Pero ahora que su padre estaba de regreso, ya no se atrevía a actuar
con tanta libertad.
Ana estaba muy ansiosa. Sentada en la sala de estar esperando que Víctor regresara a casa, su celular de repente sonó. Lo sacó y vio que era una llamada de sus subordinados vestidos de negro.
Ana presionó enseguida el botón para responder: -¿Hola? ¿Quién les dijo a ustedes que llamaran? ¿No, les dije anoche que no hicieran nada precipitado? Escuchen mis instrucciones, si no los contacto,
ustedes no me contacten.
Ana tenía mucho miedo que esas personas la delataran.
Uno de los subordinados vestidos de negro dijo: -Señorita Ana, no fuimos nosotros quienes quísimos llamarla. Se suponía que después de cumplir con esta difícil tarea, nos pagaría. Pero ahora tenemos a la señora Nysa y a la niña en nuestras manos. La situación afuera está algo tensa, ¿no cree que debería aumentar la paga?
En ese momento, los hombres de negro exigieron un aumento de la tarifa y que Ana les pagara.
Ana se quedó sin palabras. Bajo la voz y dijo: -Entendido, les pagaré más, siempre y cuando ustedes las vigilen bien a ellas.
Señorita Ana, páguenos ahora mismo, no podemos esperar más.
Ana, con gran impaciencia y en voz baja, dijo: -Mi papá volverá a casa en unos minutos. En cuanto lo atienda, les transferiré el dinero. ¡Les advierto una vez más, mi padre ya regresó, ustedes no deben exponerse bajo ninguna circunstancia, no dejen que él se entere de esto!
-Señorita Ana…
Los subordinados vestidos de negro todavía querían decir algo, pero en ese preciso momento la sirvienta anunció: ¡Señorita Ana, el señor ha regresado!
¡Víctor había llegado a casa!
Ana, asustada, dijo enseguida: -Eso es todo y, corto la llamada.-
Ana colgó y apresurada mostró una sonrisa mientras se adelantaba para recibirlo.
De pronto la puerta de la villa se abrió, y Víctor entró acompañado por su mayordomo privado y su asistente personal.
Ana se acercó con alegría: -¿Papá, ya volviste? Esta vez estuviste fuera tanto tiempo, te he echado muchísimo de menos.
Victor sonrió y acarició la cabeza de Ana: -Yo también te he echado de menos.
Ana intentó tomar el brazo de Víctor.
Pero en ese instante, una voz clara y serena interrumpió: -Señorita Ana, buenos días.
Ana quedó paralizada. Alzó la mirada y vio a Raquel detrás de Víctor.
¡Raquel había venido a la villa de la familia Barroso!
El rostro de Ana cambió de forma drástica, y exclamó con incredulidad: -¿Raquel, qué haces aquí? ¡Esta es mi casa! ¿A qué vienes a mi casa?
Raquel sonrió con sarcasmo: -¡Por supuesto que vengo a visitarte!
Capitulo 681