Capítulo 668
Alberto no sospecho nada. Muy bien, estaré pendiente de Bethra y de mi madre. Tú cuidate.
Raquel sorprendida dijo. -Lo haré.
Media hora después, Raquel llegó a la bodega privada según la dirección indicada. La sirvienta dijo, -¿Es usted la señorita Raquel?
Raquel respondió. -Sí, soy yo.
-Señorita Raquel, para las fiestas locas en nuestra bodega privada es necesario cambiarse de ropa. Aquí tiene la ropa que hemos preparado para usted. Por favor, cámbiese.
Raquel tomó apresurada la ropa. -Está bien.
Raquel entró al vestidor y abrió el paquete. Era un vestido negro de tirantes, con la espalda medio descubierta, muy sensual y atrevido.
Ahora no tenía otra opción, así que se lo puso.
El vestido negro de tirantes resaltaba por completo la figura esbelta y atractiva de Raquel. Sus hermosas clavículas y hombros parecían de porcelana, y la mitad de su espalda quedaba al descubierto, tan delicada y bella que uno deseaba abrazarla.
Raquel salió y entró en la fiesta loca.
Había numerosos hombres en ese lugar, todos bailaban de manera frenética al ritmo de la música, como
si estuvieran drogados.
Apenas apareció Raquel, todas las miradas se concentraron sobre ella.
Estos hombres se acercaron y rodearon a Raquel. -¿Eres la belleza que nos enviaron?
Los ojos de Raquel se mantuvieron sombríos. -¿Qué significa todo esto?
Los hombres observaron a Raquel con entusiasmo y dijeron con alegría: -El día de hoy alguien nos
llamó y dijo que por la noche nos enviarían a una chica hermosa para recompensarnos bien, para que la
disfrutemos.
Raquel haciendo mala cara. Por fin entendió el propósito del ladrón al mandarla alli: era para que sirviera
a estos hombres.
-Guau, muñeca, tienes una piel increíble, tan blanca y suave que brilla.
-Tu cuerpo es tan delicado que habrá que tener mucho cuidado, no vaya a ser que lo rompamos jugando.
-No aguanto más, tengo que tocar esa carita linda.
Un hombre de aspecto extraño fue el primero en estirar con lascivia la mano, intentando tocar el rostro
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de Raquel.
Pero Raquel extendió la suya y, con un movimiento muy determinante, le sujetó la muñeca al hombre y
se la torció con fuerza.
¡Ah…!
El sonido de un hueso rompiendose se escuchó acompañado por el grito desgarrador del hombre de aspecto extraño. ¡Suéltame, me duele mucho!
Raquel soltó una sonrisa aterradora. -Ahora voy a hacerte unas preguntas, y quiero respuestas honestas.
-Pregunta.
-¿Quién les llamó?
-No lo sé. Cada mes, la noche del día 15, hacemos aquí una fiesta loca. Esa llamada fue de un número que no reconocimos. De repente nos llamaron y dijeron que nos enviarían a una belleza.
Los ojos de Raquel destellaban con una luz indescriptible. Al parecer, esos ladrones habían sido muy
cuidadosos.
-¿Y el número? ¡Muéstramelo ahora mismo!
-¡Sí, sí!
El hombre de aspecto extraño sacó su teléfono y le mostró a Raquel el registro de llamadas.
Era un número virtual.
Es decir, no se podía obtener ningún tipo de información útil de esta gente.
En ese preciso momento, sonó una serie de timbres: el celular de Raquel volvió a sonar.
Raquel sacudió con fuerza su brazo, lanzando/al hombre de aspecto extraño hacia atrás.
El hombre retrocedió unos cuantos pasos y fue sujetado por uno de los hombres cercanos.
Ninguno de ellos se había imaginado que una belleza tan delicada como Raquel tuviera una destreza física tan impresionante. Aunque todos deseaban con locura su cuerpo, en ese instante no se atrevieron a hacer ningún tipo de movimiento.
Raquel los miró con una expresión despiadada y amenazante, luego sacó su celular.
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