Capitulo 655
Sin pensarlo Alberto se puso de ple. -Mamá, creo que no tiene sentido seguir comiendo. Me voy a la
empresa.
Alberto se marchó a paso largo.
Nysa dijo: ¿Alberto? ¡Alberto!
Ana observó cómo Alberto se alejaba, con una sombra de frialdad en los ojos. En estos tres años había
sufrido demasiados infortunios con Alberto, pero cuanto más inalcanzable era él, más lo deseaba.
Ahora que era hija del hombre más rico del mundo, ¡podía conseguirlo!
Ana se acercó cautelosa a Nysa. -Doña Nysa, ¡mire la actitud de Alberto!
Nysa estaba muy enfadada. -Anita, esta vez todo fue culpa de él. No te preocupes por eso, cuando vuelva lo disciplinaré como corresponde.
-Doña Nysa, por favor no le pegue más a Alberto. Si él se lastima, a mí me duele.
-Anita, eres demasiado buena con Alberto.
-Doña Nysa, en realidad no es culpa de Alberto, todo es culpa de Raquel. Ella ha vuelto a Valle del Río, ha regresado a seducirlo. Todo el mundo sabe del matrimonio concertado entre nuestras familias, y justo ella regresa cuando nosotros estamos planeando casarnos. ¡Qué astuta es! ¿No crees?
Nysa hizo mala cara. -Raquel ciertamente vino con malas intenciones.
-Y no sólo eso, doña Nysa. ¿Ella Estaba Raquel embarazada hace tres años? Ahora ha vuelto con su hija. El padre de su hija es Luis, pero su hija se aferra a Alberto buscando un abrazo. Son iguales, madre e hija. ¡Quieren enredar a Alberto!
-¿Qué? ¿Cómo puede ser?– Nysa estaba sorprendida. -¿La hija de Raquel se aferraba a Alberto para que la abrazara?
Ana respondió. -Lo vi con mis propios ojos.
Nysa exclamó indignada: -La familia Díaz siempre ha valorado la pureza de la sangre, la nobleza del linaje. Siempre he querido que tú y Alberto se casen pronto y me den un nieto. ¡Nunca imaginé que la hija de Raquel se atrevería a aferrarse a Alberto! ¿Qué pretenden con todo esto? ¿Quieren que Alberto sea su padrastro? ¡Que no sueñen!
Ana esbozó una sonrisa triunfal, levantando sutilmente los labios. Sabía que había sembrado repulsión en el contrariado corazón de Nysa. Nysa empezaba a odiar profundamente a la hija de Raquel.
Y eso era solo el primer paso de su plan. Aún debía encontrar la manera de deshacerse de Bethra.
Solo si Bethra desaparecía, su verdadera identidad podría quedar enterrada para siempre.
-Doña Nysa, de verdad estoy enamorada de Alberto. Estoy dispuesta a esperar a que él cambie de opinión. No importa cuánto tiempo tenga que esperar, lo haré con gusto.
Nysa le dio unas palmadas en la mano a Ana y le aseguró – Anita, no te preocupes por eso lo si estaré de tu lado.
Está bien, muchas gracias.
Nysa en ese momento salió. Una sirvienta empujaba su silla de ruedas. Nysa preguntó: -¿Alberto ya se
fue?
La sirvienta respondió. -Sí, señora Nysa. Hace un rato lo vi irse con sangre todavia corriendo por la frente. ¿Discutieron de nuevo?
Nysa contestó: -Es que es tan desobediente.
-Señora Nysa, él siempre ha sido un hijo muy filial. Entre ustedes tuvo que haber algún malentendido. Debería hablar con él con calma.
¿Hablar con calma?
Nysa sabía que en el corazón de Albertó estaba Raquel.
De pronto, una vocecita mimada se oyó: -¡Abuelita!
Nysa levantó por instinto la vista y vio a Bethra, una niña pequeña y encantadora. ¿De dónde había salido esa niña tan adorable?
Bethra miró la silla de ruedas de Nysa. -Abuelita, ¿por qué estás sentada en una silla?
A Nysa le cayó bien Bethra enseguida. Sonrió con ternura y dijo: -Pequeña, esto no es una silla cualquiera, es una silla de ruedas.
-Abuelita, ¿y por qué no caminas tú solita? ¿Por qué necesitas una silla de ruedas?
Capitulo 056
