Capítulo 652
La intuición de una mujer es la más precisa.
La mascarilla negra se retiró lentamente, y un rostro cubierto de cicatrices quedó expuesto ante los
brillantes ojos de Camila.
No era el rostro apuesto y bien definido de Héctor; esta cara en otrora apuesta, ahora estaba destruida, y
tortuosa de tan siquiera verle.
Las pupilas de Camila con tristeza se contrajeron, asustada, retiró su mano y dio dos pasos hacia atrás,
manteniendo distancia con el hombre.
El hombre la observó atento, viendo su expresión de susto y miedo, se volvió a poner la mascarilla negra,
cubriendo su rostro de nuevo. -¿Lo viste bien? ¿Soy la persona que tú conoces?
Camila le refuto.–No, lo siento, me equivoqué de persona.
-No pasa nada, puedes irte -dijo el hombre.
-De verdad, muchas gracias por lo que hiciste hoy -dijo Camila.
El hombre respondió con calma: -No tienes que agradecer.
Después de decir eso, el hombre se marchó.
Camila se quedó de pie en el lugar por un momento y luego también se dio la vuelta y se fue. Ambos se
alejaron en direcciones opuestas.
Camila regresó a casa. Fernanda salió corriendo.–Camila, has vuelto.
Camila, sorprendida y feliz, abrazó a Fernanda.–Fernanda, ¿cómo es que regresaste a casa hoy?
Fernanda respondió alegre: -Hoy el equipo nos dio el día libre a todos, así que regresé.
-¡Qué bien! Le pediré a Violeta que prepare algunos de tus platos favoritos. Todavía estás en fase de
crecimiento.
-Camila, hace unos minutos te vi desde la ventana. Caminabas cabizbaja, con expresión preocupada. ¿
No saliste con Raquelita hoy? ¿Acaso pasó algo?
Después de tres años sin verse, la pequeña niña de entonces, Fernanda, ya tenía 18 años y se había convertido en una joven elegante. Fernanda era una mente brillante en investigación científica; ya había notado que Camila no estaba bien emocionalmente.
Camila sonrió.–Fernanda, hoy vi a tu hermano…
Fernanda, sorprendida: -¿De verdad, Camila? ¿Dónde está? Ha estado desaparecido por tres años, llevo
tres años sin verlo.
-Fernanda, no lo vi. Solo vi a alguien que se parecía mucho a él. Me equivoqué de persona.
Capitulo 652
El brillo en los ojos de Fernanda se apagó enseguida. Después de la muerte de su madre, su hermano s había convertido en su único familiar en este mundo. Pero él desapareció de repente, y por más que lo buscaran, no podían encontrarlo.
Camila, ¿ a dónde crees que se fue? ¿Por qué en estos tres años no volvió a buscarnos? -preguntó Fernanda, con lágrimas de tristeza.
Camila extendió los brazos y abrazó con dulzura a Fernanda.
-Fernanda, yo tampoco sé a dónde fue. Tampoco sé por qué no ha regresado a buscarnos.
Héctor había desaparecido de este mundo de repente, y jamás había vuelto.
¿Sabía él acaso, que en este mundo había alguien que lo extrañaba profundamente?
De pronto, una figura alta y elegante se encontraba de pie afuera de la villa. Llevaba puesta una mascarilla negra. Era el mismo hombre que había salvado a Camila dos veces ese día. Era Héctor.
Héctor se había reencontrado con Camila. Su rostro ya estaba desfigurado; ella no podría reconocerlo.
Tres años atrás, cayó por un acantilado y fue rescatado por unos aldeanos de la zona. Estaba gravemente herido y tardó mucho tiempo en recuperarse. Aunque logró sobrevivir, su rostro quedó
destruido.
Durante esos tres años, había escuchado con frecuencia noticias sobre su hermana. Que había ganado un premio provincial, había sido galardonada en el extranjero y, que ingresó a la Universidad de Monteclaro en Valle del Río. Ahora participaba en un proyecto de desarrollo de cohetes. Ella estaba logrando cosas mucho más sobresalientes que él.
Claro, eso era porque ella había tenido más suerte, porque tenía a Camila a su lado ayudándola.
En esos tres años, Camila había criado a su hermana.
Camila había hecho lo que él debía haber hecho.
Héctor permanecía en silencio frente a la villa. Adentro, las luces brillaban con calidez. Allí estaban las dos mujeres más importantes de su vida. Estaba el calor que él había anhelado durante toda su
existencia. 2
Pero ese calor ahora le parecía inalcanzable.
Él ya no era Héctor.
A veces, cuando se miraba al espejo y veía ese rostro irreconocible, ya ni siquiera podía recordar c había sido su aspecto anteriormente.
Hoy, cuando Camila le quitó la mascarilla, el terror y miedo en sus ojos fueron tan evidentes. Él ya no era el hombre que ella amaba.
Así estaba bien.
No quería reencontrarse con ellas. Prefería que dejaran atrás todo lo que fue el pasado. Que ellas fueran
felices.