Capitulo 638
Alberto frunció los labios delgados. -Jolanda es una mujer joven.
¿Qué?
¿Jolanda es una mujer joven?
Elena miró asombrada a Alberto. -¿Alberto, tú has visto a Jolanda?
-Jefe Alberto, si has visto a Jolanda, entonces dinos cómo es ella.
Alberto no mostró expresión alguna. -Solo la vi de espaldas. Ella es muy joven.
Ana sintió una fuerte punzada en el corazón. Alberto había visto a Jolanda. ¿Cuándo había ocurrido eso?
Todas ellas eran unas seductoras, todas querían seducir como fuera a su Alberto.
Sin pensarlo se produjo un alboroto a su alrededor. Alguien exclamó entusiasmado: ¡Ustedes, miren! ¿
De dónde salió esa belleza?
Alberto levantó la vista y vio a Raquel.
Raquel había llegado. Llevaba un vestido sirena negro de tirantes. Su cabello puro y hermoso estaba recogido hacia arriba. Los finos tirantes dejaban al descubierto sus blancos y delicados hombros y una clavícula hermosa. El vestido sirena ceñía a la perfección su cintura delicada, y sus curvas se mecían con cada paso que daba. Acababa de entrar y ya causaba una tremenda sensación.
Todas las miradas se posaron en Raquel.
-Guau, qué bella es.
-Es, sin duda alguna, la más destacada de todas. Su elegancia es absolutamente extraordinaria.
-Yo la proclamo como la más bella de todo el lugar.
Todos a su alrededor elogiaban sin cesar a Raquel. Los rostros de Ana y Elena se tensaron.
Antes de que Raquel entrara, toda la atención estaba puesta en ellas. Pero ahora que Raquel había llegado, eclipsando a todas con su belleza, ellas habían quedado reducidas a simples personas del
montón.
¡Raquel!
¿Por qué tenía que ser Raquel otra vez?
La mirada de Alberto se posó intensamente en Raquel. En estos tres largos años, Raquel no había cambiado físicamente, pero si parecía haber cambiado su forma de ser. Había madurado. Antes su belleza era fresca y pura; ahora, era absolutamente deslumbrante.
Raquel entró, y Ana exclamó furiosa: ¡Raquel, has venido!
Unos jefes curiosos preguntaron: -Señorita Ana, ¿usted conoce a esta señorita?
Ana mostró una expresión arrogante. -Por supuesto que la conozco. Se llama Raquel, creció en el
campo.
Elena añadió con malicia,
Raquel sabe un poco de medicina, pero no está en la lista de millonarios
Esta vez no sabemos qué medios utilizó para entrar a la Cumbre.
Raquel miró de reojo a Ana y a Elena, sonrió, pero no dijo nada.
Ana dijo, -Raquel, esta Cumbre no es un lugar al que tú debas venir. Te pido que te vayas de inmediato Elena secundó a su amiguita, -exacto. La Cumbre es un evento solo para los poderosos de la lista de millonarios. Tu presencia aquí solo baja el nivel del lugar. Deberías marcharte en este momento.
Ana y Elena intentaban echar a Raquel. Si lograban echarla de la Cumbre, ella se convertiría en el hazmerreír.
Alberto frunció los labios y se acercó a Raquel. -Mientras yo esté aquí, ¡quiero ver quién se atreve a echar a Raquel!
Dicho esto, Alberto miró extasiado a Raquel. -Raquelita, no tengas miedo. Yo te protegeré.
Raquel con determinación miró a Alberto. -Jefe Alberto, no necesito tu protección, porque nadie puede echarme de este lugar.
Ana dijo, -Raquel, eres arrogante. ¡Ahora mismo llamaré a los organizadores para que te saquen a patadas!
Mientras hablaba sin cesar, Ana gritó en voz alta, -¡Organizadores! ¡Organizadores!–
Muy pronto, los organizadores se apresuraron a llegar. -Señorita Ana, ¿en qué podemos servirle?
Capitulo 639
Capítulo 639