La asistente a su lado le dijo: -Jolanda, tenemos que entrar en este momento al salón.
Raquel echó un vistazo a Alberto en la planta baja y luego apartó la mirada. Se dio la vuelta sin mirar atrás. -Vámonos.
Raquel quiso marcharse con su asistente.
Pero en ese instante, se detuvo, porque aparecieron de forma súbita dos personas delante: Ana y Elena.
Alberto no logró encontrar a Raquel, pero Ana y Elena sí la vieron.
Ana y Elena se mostraron sorprendidas. -¿Raquel?
Se encontraron. Raquel sonrió con frialdad. -Ana, Elena, cuánto tiempo sin vernos.
Ana no podía creer que Raquel, desaparecida durante tres largos años, hubiera venido a Valle del Río, y además al cóctel cumbre. Exclamó asombrada: -Raquel, ¿qué haces aquí?
Raquel alzó con elegancia las cejas arqueadas y respondió con otra pregunta: -¿Por qué, acaso no puedo venir?
-Raquel, no puedo creer que hayas venido a Valle del Río. No deberías estar aquí. Anita es ahora la hija del hombre más rico del mundo, y Valle del Río le pertenece a ella.
Enseguida Ana miró a Raquel con aire arrogante. -Raquel, ¿cómo es que viniste a Valle del Río sin avisarme? Así al menos podría cumplir con mi deber como anfitriona.
Raquel respondió: -Tranquila no es necesario. Esta vez vine a Valle del Río para asistir al cóctel cumbre.
-¿Qué? ¿Vas a asistir al cóctel cumbre? Raquel, ¿con qué identidad participas? ¿Como la santa médica nacional, la Invencible?– Ana preguntó sorprendida.
Elena dijo despectiva: -Raquel, ¿sabes qué tipo de personas han sido invitadas a este cóctel cumbre? Todos son magnates de las listas de los más ricos, élites de alto poder. Aunque seas la santa médica nacional, la Invencible, tu riqueza no alcanza ese nivel. No puedes entrar.
De pronto, Ana sacó la invitación de su bolso. -Raquel, mira, esta es mi invitación. Como mi padre no pudo venir, yo lo represento. Por supuesto, Alberto también asistirá.
-Raquel, será mejor que te vayas ahora mismo. ¡No estás calificada para estar en este majestuoso
evento!
Sin pensarlo la asistente de Raquel gritó enfadada: -¡Atrevidas! ¿Ustedes saben…
No pudo terminar su frase, porque una voz profunda y magnética resonó: -¡Raquel!
Raquel de inmediato alzó la vista y vio a Alberto, que acababa de llegar.
Alberto había estado ansioso buscando a Raquel en la planta baja todo el tiempo. Al alzar la vista, la vio, así que corrió desesperado hacia ella.
Al ver a Raquel frente a él, Alberto se acercó entusiasmado. Raquel, realmente eres túl
Los ojos brillantes de Raquel se posaron en el apuesto rostro de Alberto. Ella curvó sonrió.–Hola jefe
Alberto.
Alberto extendió los brazos y abrazó a Raquel con emoción.
Apretó con fuerza el cuerpo frágil de Raquel contra su pecho. -¡Raquel, por fin te encontré! ¿Dónde has estado estos tres años? ¡Te he buscado durante tres largos años!
Ana observó la escena de Alberto abrazando a Raquel con tal rabia que casi se mordía las encías hasta
sangrar.
Raquel fue abrazada por Alberto de manera pasiva, una vez más envuelta en ese aliento masculino cálido y enigmático que él emanaba. La verdad lo había echado de menos.
Raquel extendió la mano y lo empujó. -Jefe Alberto, nuestra relación no ha llegado al punto de tener que abrazarnos al vernos, ¿no es así?
Al ver la expresión fría y distante de Raquel, Alberto se quedó rígido.
Entonces Ana dijo: -Alberto, en estos tres años, Raquel seguro ha estado con Luis. Quizás hasta se
casaron.
Elena añadió con malicia: -Exacto, Alberto, no dejes que Raquel te confunda de nuevo. Dijo que vino a Valle del Río simplemente para asistir al cóctel cumbre.
Alberto miró asombrado a Raquel. -¿Viniste a participar en el cóctel cumbre?
Raquel respondió. —Sí.
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