Capítulo 633
-Por supuesto, Ana no iba a renunciar a Alberto. En estos tres años, Alberto había regresado a Valle del Río y se había hecho cargo del Grupo Díaz. Ya era la figura más destacada y poderosa de Valle del Río, su era comercial había comenzado a prosperar, y no se sabía cuántas damas distinguidas de Valle del Río lo observaban muy atentas, intentando conquistarlo.
¿Cómo podría Ana entregarlo tan fácilmente?
Ana miró a Nysa y sonrió, -doña Nysa, en verdad amo a Alberto. Esperaré a que cambie de opinión.
Nysa le dio unas palmaditas en la mano, -Anita, me encanta eres una buena chica.
Ana sonrió.
Alberto llegó al estudio. Comenzó a revisar documentos, pero en ese momento, de repente, le vino a la mente un pequeño rostro adorable: era Bethra.
Volvía a pensar en esa hermosa niña.
Antes no le gustaban los niños, pero después de ver a Bethra, no podía sacársela de la cabeza.
¿Tal vez tendría ya tres años esa niña?
Hace tres años, cuando Raquel se fue, también estaba embarazada. ¿Habría dado a luz?
¿Habría tenido un niño o una niña?
Durante estos tres años, pensaba en Raquel todos los días. Cuando no podía soportar la nostalgia, se
imaginaba infinidad de cosas. ¿Estaría ahora con Luis? ¿Estarían los tres viviendo felices juntos?
Cada vez que pensaba en todo eso, sentía un profundo dolor profundo en el corazón.
Al final, había perdido a su chica.
En ese instante, se escuchó un golpe en la puerta. La voz de Francisco sonó desde afuera, -jefe.
Alberto volvió en sí. -Adelante.
Francisco abrió la puerta del estudio y entró a paso largo. Colocó una lista al lado de Alberto. -Jefe, esta es la lista de los asistentes al cóctel de gala de mañana. Por favor, revísela con detenimiento.
Alberto había regresado a Valle del Río desde Solara justamente para asistir a ese cóctel de gala.
Tomó la lista y, de inmediato, vio el nombre de Jolanda.
Alberto preguntó con cierta curiosidad: -¿Jolanda? ¿Quién es? ¿Por qué no había oído hablar de ella
antes?
Francisco le respondió. -Jefe, ya envié a alguien a investigar. Jolanda es la jefa detrás del mayor grupo farmacéutico actual, es decir, la jefa detrás de la Tienda de las Hierbas Celestiales.
¿Qué?
Alberto se detuvo en seco. ¡La jefa detrás de la Tienda de las Hierbas Celestiales era nada más y nada menos que Jolanda!
Alberto la había visto años atrás en Celdoria; aún podía recordar aquella silueta bajo la luz tenue de las farolas, elegante y ligeramente melancólica, bella y encantadora.
No se imaginaba que se llamara Jolanda.
Mucho menos que asistiría también al cóctel de gala de mañana.
-Jefe, la noticia de que Jolanda asistirá al cóctel ha causado un gran revuelo entre los invitados. Todos quieren ver el rostro de esta magnate.
Alberto lo comprendía a la perfección; Jolanda ya se había posicionado en la lista de los ricos, era una verdadera mujer acaudalada.
Alberto cerró decidido la lista. -Entiendo, mañana asistiré puntualmente.
-Jefe, esta vez fuimos a Solara y aun así no logramos encontrar rastro alguno de la señorita Raquel. Supongo que ella borró de forma deliberada sus huellas. No quiere que la encuentres. Jefe, ¿seguimos buscándola?– preguntó Francisco.
Alberto llevaba tres años buscando incansable a Raquel. ¿Valía la pena continuar esa ardua búsqueda sin rumbo y esa espera sin fin?
Alberto dijo, -Sí, seguiremos buscándola. Tengo que encontrarla.
Francisco respondió. -De acuerdo.
Alberto se sentó, y en su mente apareció de pronto el rostro delicado de Raquel, con esa carita clara del tamaño de una palma. Raquel, ¿dónde estás?
Al día siguiente.
Alberto se preparaba ansioso para salir hacia el cóctel de gala. En ese momento, Nysa y Ana
aparecieron. Nysa dijo con entusiasmo, -Alberto, ¿vas al cóctel de gala? Justo a tiempo, lleva contigo a
Anita.
El cóctel de gala de esta ocasión estaría lleno de poderosos e influyentes. Era el tipo de ambiente favorito de Ana. Por supuesto que quería asistir, y aún más, ir acompañada de Alberto.
Alberto se negó. -No la llevaré conmigo.