Capitulo 632
Esta decisión no la consultó con Raquel, porque Raquel seguro no estaría de acuerdo con esto, pero por primera vez actuó por su cuenta: debía llevar a Bethra al Valle del Río.
Valle del Río.
Alberto ya había bajado del avión y se encontraba en un lujoso auto de negocios Rolls–Royce de pronto recibió otra llamada, era Nysa quien lo llamaba.
Alberto emocionado presionó el botón para contestar. -¿Hola, mamá?
-Hola Alberto, ya has regresado al Valle del Río, ¿no es así? Ven a la casa Díaz, acompáñame a cenar.
Ante esta petición, Alberto no tenía intención de negarse y, respondió. -De acuerdo.
Muy pronto, el lujoso Rolls–Royce se detuvo en el césped frente a la casa de los Díaz. Alberto bajó del auto y entró en la sala.
Nysa estaba sentada en el sofá. A su lado había otra persona: Ana.
Después de tres años sin verse, Ana se había vuelto aún más encantadora y deslumbrante. En estos tres años, como hija del hombre más rico del mundo, Ana había logrado todo lo que se proponía sin mayores dificultades.
Nysa exclamó feliz: -¿Alberto, has vuelto?
Ana también estaba muy contenta. Se levantó enseguida y corrió entusiasmada hacia Alberto. -¿Alberto,
has vuelto?
Alberto no esperaba que Ana también estuviera allí. Frunció los labios y con actitud sombría y distante dijo: -¿Qué haces aquí?
Nysa intervino entusiasmada: -Alberto, Anita sabía que regresabas hoy. Vino temprano a esperarte. Mira qué considerada es tu prometida. Solo deseo que ustedes sé casen pronto, así podré ver a mi nieto
cuanto antes.
Ana miró fijamente a Alberto con ojos llenos de afecto y dijo, con timidez: -Doña Nysa, yo también quiero casarme pronto con Alberto.
Nysa continuó: -Alberto, ya he elegido algunas fechas adecuadas. Elige una para celebrar la boda.
-Yo no voy a elegir. No me casaré con Ana.
Apenas dijo esto, tanto Nysa como Ana quedaron paralizadas.
Alberto volteó a mirar a Ana. Ana; una persona debe tener sentido de la vergüenza. Sabes
perfectamente que no me gustas, que nunca me casaría contigo. No insistas más con eso. Solo lograrás que me repugnes aún más.
Dicho esto, Alberto estiró las plernas largas y subló apresurado las escaleras.
El rostro de Ana palldeció como el papel. Durante estos tres años, su estatus como hija del hombre mas rico del mundo le había ganado el respeto de todos. Ahora, la única persona capaz de tratarla com frialdad era Alberto.
Ana furiosa gritó por detrás: -¿Alberto, no quieres casarte conmigo por Raquel? ¿No es así?
Al oir el nombre de Raquel, Alberto se detuvo por un instante.
Ana dijo: -Durante estos tres años, ¿has estado buscando de manera incansable a Raquel. Esta vez que saliste también fue para buscarla, ¿nono es así?
Alberto no se dio la vuelta, pero respondió: -Sí.
Las manos de Ana, que colgaban a ambos lados de su cuerpo, se cerraron en puños. Ya habían pasado tres años, y ella creía que había ganado.
Tres años atrás, cuando Raquel se fue sin despedirse, pensó que la victoria era suya. Pero durante estos tres años, Alberto nunca dejó de pensar ni un solo minuto en Raquel.
Raquel ya no estaba presente, pero seguía siendo una intensa barrera insalvable entre ella y Alberto.
Raquel no había hecho nada al respecto, y sin embargo, la que siempre parecía perder era ella.
Ana se sentía profundamente frustrada.
Nysa, sentada en su silla de ruedas, expresó con gran disgusto: -Alberto, realmente estás loco. Raquel ya se fue con otro hombre hace tiempo, y tú aún la esperas como un verdadero tonto. Deberías valorar a quien tienes ahora a tu lado. Ana es la mujer que merece tu amor.
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Alberto seguía sin mirar atrás. Guardó silencio por unos segundos y luego dijo: -La mujer que amo, desde el principio hasta ahora, y lo será también en el futuro, solo es Raquel.
Dicho esto, Alberto subió apresurado las escaleras con paso firme. Su alta y erguida figura desapareció pronto dentro del despacho.
Ana se quedó paralizada en su lugar y pisoteó el suelo con rabia.
Nysa
comentó molesta: -Alberto eres muy terco. ¿Qué tiene de especial Raquel?
Luego, Nysa consoló a Ana: -Anita, no te preocupes Raquel no volverá. Alberto cambiará de opinión. ¡Tú eres la única nuera que yo reconozco!
Capítulo 633