Capitulo 629
Alberto llegó a Solara. Después de tres años sin verse, sus rasgos apuestos se veían aún más definidos como si hubieran sido finamente esculpidos. Su traje, entallado a la perfección, delineaba su esbelta y fuerte cintura. Caminaba con pasos firmes por el vestíbulo, y su aura dominante, propia de un élite acostumbrado a tomar decisiones desde las alturas, hacía que los transeúntes se voltearon de vez en cuando para mirarlo.
Francisco seguía obediente detrás de Alberto y le informaba en voz baja: -Jefe, ya he investigado. No hay noticias de la señorita Raquel aquí. Ella no está en Solara.
Alberto se acercó al enorme ventanal de suelo a techo. -En estos tres años he recorrido numerosas ciudades, he ido a muchos lugares buscando a Raquel, pero es como si se hubiera desvanecido de este mundo. No importa cuánto la busque, no logro encontrarla.
Hace tres años, Raquel se fue en el lujoso auto de Luis, y esa partida duró tres años.
Durante estos tres años, Alberto no dejó de buscar incansablemente a Raquel.
Ahora había llegado a Solara, pero aún aquí no había noticias de Raquel.
Era como si hubiera desaparecido del mundo.
Francisco dijo: -Jefe, el jet privado ya está listo. Es hora de embarcar. Mañana hay una cumbre enológica en Valle del Río y usted debe asistir. Debemos volver en este momento a Valle del Río.
Alberto contestó. -Entendido.
Ya que no había noticias de Raquel aquí, por supuesto debía regresar.
De pronto, sonó una melodía suave de llamada telefónica.
Alberto sacó el celular del bolsillo de su pantalón. Era una llamada de Nysa.
Pulsó para contestar. -¿Hola, mamá…?
En ese preciso instante, Bethra estaba sentada en una silla del vestíbulo jugando con una bola de cristal. Esa bola de cristal era un delicado regalo de cumpleaños que su madre le había dado, y a ella le
encantaba.
Pero de repente, la bola de cristal rodó de sus manitos y cayó al suelo, rodando hacia adelante.
-¡Ay, mi bola de cristal!
Bethra fue tras la bola.
Con rapidez, la bola rodó hasta quedar junto a los pies de Alberto. Él estaba hablando por celular, y la voz de Nysa se escuchaba: -Alberto, ya deberías regresar también. Anita está conmigo. Ustedes ya deberían fijar la fecha de su boda.
Al escuchar el nombre de Anita, Alberto hizo mala cara.
Capitulo 629
Intentó darse la vuelta, y en ese momento, pisó la bola de cristal.
-Mi bola de cristal.- Angustiada, una voz tierna, coqueta y adorable se escuchó. -Señor, piso mi bola
de cristal.
Alberto bajó la mirada y vio el pequeño y adorable rostro de Bethra.
Bethra tenía apenas tres años, su cuerpo era pequeño, no llegaba más arriba de su pantorrilla. Llevaba un vestidito de princesa encantador, zapatos pequeños de charol con punta redonda… una niña en verdad encantadora.
Alberto se quedó por un instante en blanco. Al ver a Bethra, sintió como si algo se ablandara de repente dentro de su corazón.
¿De dónde había salido esta niña? Era adorable.
A pesar de que a Alberto no le gustaban los niños, en cuanto vio a Bethra por primera vez, quedó embelesado enseguida.
-Señor, pisó mi bola de cristal.
Alberto levantó el pie con rapidez. -Lo siento mucho, pequeña, no fue mi intención.
Aunque no había sido intencional, la bola de cristal ya había sido aplastada por él.
-Mi bola de cristal… mi linda bola de cristal fue aplastada por usted.- Bethra recogió con tristeza su bola, que era su juguete favorito. Su boquita se abrió, y grandes lágrimas comenzaron a caer en abundancia.
Alberto se puso nervioso. Se agachó cuidadoso para consolar a Bethra. -Pequeña, por favor no llores. De verdad no fue intencional. ¿Puedo disculparme contigo, está bien?
Era la primera vez que Alberto veía llorar a una niña tan pequeño. Las lágrimas salían sin pausa, y todo era por su culpa.
Bethra estaba muy triste por lo sucedido. -Esta bola de cristal me la regaló mi mamá. Es mi juguete favorito, y ahora está rota.
Alberto levantó la mano de inmediato para secarle las lágrimas. -Pequeña, mira, ¿qué tal si te compro una nueva, sí?
Capitulo 630
Capítulo 630