Capítulo 627
Tres años después.
Solara.
En la enorme villa, Raquel se encontraba en la cama. Sus largas pestañas caían tranquilamente, y su pequeño rostro del tamaño de una palma, con una piel blanca y delicada, resultaba
demasiado fascinante.
Las cortinas doradas colgaban hasta el suelo, y el sol cálido del exterior se filtraba, llenando la
habitación de calidez.
De repente, se abrió la puerta, y una niña pequeña corrió hacía adentro, trepó a la cama, acercó su pequeña carita al rostro de Raquel y le dio un fuerte beso. Con un tono de voz dulce y cariñoso, dijo: Ding dong ding dong, el servicio de besos despertadores de Bethra está en línea, mami, ya es hora de levantarse.
Bethra tenía tres años. Tres años atrás, Raquel había regresado a Solara y dio a luz a su amada hija, a quien llamó Bethra.
Bethra llevaba un vestido de princesa rosa, y era muy adorable. Sus grandes ojos brillaban con intensidad, heredando por completo los excelentes genes de sus padres.
Raquel abrió lentamente los ojos. Había sido madre durante tres años. Lo más feliz de ser madre era abrir los profundos y radiantes ojos cada día y ver a su hermosa Bethra. Extendió la mano y la abrazó.–Bethra, anoche terminé una cirugía y me acosté a altas horas de la noche, por eso me levanté tarde.
Bethra parpadeó con sus grandes y hermosos ojos. Lo sé, así que esta mañana jugué sola para que pudieras dormir un poco más, pero vino papá Luis. El vino a buscarte.
Raquel se sentía muy feliz. Bethra era su pequeño ángel.
¿Luis había venido?
Por lo general, si no había nada importante, Luis venía.
Raquel se incorporó. -Está bien, iré a verlo.
Raquel tomó la mano de Bethra y salió apresurada. Luis estaba de pie en la sala de estar.- Raquelita, ¿te desperté?
Raquel sonrió:-Luis, ¿me buscabas por algo?
Luis miró a Raquel. —Raquelita, hace unos días fui al Valle del Río. ¿Quieres saber qué ha pasado allí en estos tres años?
Raquel bajó ansiosa la mirada hacia Bethra. Ella también la miraba con su pequeña carita alzada.
Capmulo 627
Raquel acarició con dulzura la cabecita de su hija Bethra, ve a jugar un rato sola.
-Está bien.
Bethra se fue corriendo obediente.
Raquel se acercó a Luis. -No quiero saberlo.
Durante estos tres años, Raquel había estado acompañando a su amada hija. Aparte de estar con ella, se había dedicado por completo al trabajo. Su vida había sido plena y hermosa.
Luis sonrió. –Raquel, ¿de verdad no quieres saberlo? Hace tres años, Ana regresó con el jefe Víctor al Valle del Río. ¿No te interesa saber sobre ella? Hace tres años, Alberto también volvió al Valle del Río. La familia Díaz y la familia Barroso tienen un acuerdo de matrimonio. ¿No quieres saber lo que ha pasado entre Alberto y Ana?
Raquel miró de reojo a Luis. -Luis, ¿qué es lo que quieres decir?
-Raquel, escuché que Alberto y Ana están a punto de casarse.
Al escuchar de nuevo esos nombres, las largas pestañas de Raquel temblaron ligeramente, Creía poder escuchar esas noticias con calma, pero en realidad, su corazón había empezado poco a poco a agitarse.
Alberto.
Llevaba exactamente tres años separada de él.
¿Él y Ana iban a casarse?
Esta no era una sorpresa. La familia Díaz y la familia Barroso tenían un acuerdo matrimonial Ana era la hija del hombre más rico del mundo. Él y Ana, sin duda alguna, terminarían
casándose.
Después de tres años, que apenas ahora llegaran al paso del matrimonio, esto era, ya era, bastante tarde.
-Raquel, ¿cuándo piensas ir al Valle del Río? ¿No, me digas que no planeas ir?
Raquel alzó una ceja en forma de hoja de sauce. ¿Cómo podría ser? ¡Claro que voy a ir al Valle
del Río!
Porque Ana estaba allí.
Y aún había muchas cosas por las que debía hacer que Ana respondiera.