Capítulo 603
¡El con descaro mintió
Las lágrimas de Camila cayeron desbordadas; estaba muy decepcionada. ¡Incluso en este instante, él aún seguía engañándola!
¿Por qué?
Camila sollozaba con la voz entrecortada
ecortada
Héctor oyó el llanto desconsolado de Camila y sintió un nudo en el pecho. -Camila, ¿qué te pasa? ¿Estás llorando? ¿Pasó algo?
Ahora todos los invitados en el lugar estaban mirando curiosos a Héctor y a Melis. Después de todo, ellos eran los protagonistas de la boda. Pero ahora, justo frente al sacerdote, Héctor de repente se detuvo a contestar una llamada, lo que hizo que los invitados comenzaran a murmurar entre ellos.
Melis se acercó, tiró ansiosa de la manga de Héctor y susurró: -Héctor, todos nos están mirando. Si pasa algo, espera a que termine la boda, ¿sí?
Camila miraba con nostalgia desde afuera, con la voz entrecortada: -Héctor, ¿en qué estás tan ocupado? ¡¿Acaso estás ocupado casándote con Melis?!
Las pupilas de Héctor se contrajeron y respiró profundo. -Camila, ya lo sabes. ¿Quién te lo dijo?
-¡Estoy justo en la puerta!
¡¿Qué?!
Héctor levantó la cabeza y vio a Camila junto a la puerta.
Ahora Camila lo miraba con los ojos llenos de lágrimas. Los dos se encontraron justo con la
mirada a distancia.
El tiempo pareció detenerse en ese instante.
Héctor nunca se imaginó que vería a Camila preciso en su boda.
Antes había estado ocultándoselo a Camila. No quería que ella lo supiera. Pensaba que, mientras pasara este día, todo estaría bien.
Pero ahora Camila había llegado.
Camila sollozaba: -Héctor, ¿por qué te casas con Melis? No puedo creer que te cases con ella.
Ahora, si me das una sola razón, te creeré.
Héctor le dijo: -Camila, yo…
En ese preciso momento, Varron en la audiencia se puso de pie, molesto. -Héctor, continúa con la boda de una vek por todas.
Justo después, un subordinado vestido de negro corrió apresurado. ¡Jefe Varron, esa persona importante ha llegado!
¡Esa persona importante ya había llegado!
Varron miró de reojo a Héctor. -Héctor, la persona que esperábamos ya llegó. Termina la boda de inmediato. No hagas esperar por más tiempo a esa figura importante. Yo te llevaré.
Héctor apretó con fuerza el celular. Ahora no podía decirle la verdad a Camila. Este lugar era muy peligroso. Por lo tanto, tenía que hacer que camila se fuera de allí.
-Camila, por favor, vete a casa.
-¿Héctor, y tú?¿Puedes volver conmigo? No quiero que te cases con Melis. ¡No quiero que te cases con otra mujer! ¿Qué haré yo si te casas? Camila lloraba desconsolada hasta quedarse
sin aliento.
El corazón de Héctor se llenó de dolor. En ese instante deseaba con todas sus fuerzas poder estar al lado de Camila, abrazarla y consolarla.
Pero no podía hacerlo.
Si daba ese gran paso, ni él ni Camila saldrían ilesos.
Además, había soportado en absoluto silencio durante tanto tiempo, solo por este día.
Héctor bajó la voz. -Camila, no llores más. Cuando termine con esto, ¿puedo ir a buscarte?
-No, Héctor. Quiero que te vayas ahora a casa conmigo. Esta es la última oportunidad que te doy. Si ahora no te vas conmigo, ¡ya no te querré más!
Esta era la última oportunidad que Camila le daba en su vida.
Aquella noche ya se lo había dicho: si él se casaba con otra mujer, ella no lo querría más.
Camila amaba con valentía e intensidad, de forma pura y apasionada. Pero si él la seguía engañando de esa manera tan cruel, ocultándole la verdad, y además estaba con otra mujer, entonces ella lo dejaría.
Héctor se sintió destrozado. —Camila, lo siento. Ahora no puedo irme contigo.
Tras decir eso,
Héctor colgó.
A un lado, Melis soltó un suspiro de alivio. Ella sabía que era Camila quien había llamado. Temía que esa llamada lograra que Héctor se fuera con ella, pero la verdad no fue así.