Capítulo 602
Camila dio un paso atras.
Adentro, el maestro de ceremonias de la boda subió apresurado al escenario. -Distinguidos invitados, gracias por acompañarnos en la boda del señor Héctor y la señorita Melis. Ahora declaro que la ceremonia nupcial comienza de forma oficial. Por favor, démosles una cálida bienvenida.
Las luces del interior se atenuaron con rapidez y comenzó a sonar “Marcha nupcial“, la música de fondo. Melis tomó con firmeza y satisfacción el brazo de Héctor y caminaron por la alfombra roja acercándose poco a poco al sacerdote.
El sacerdote los miró y preguntó: -Señorita Melis, ¿acepta usted unirse en matrimonio con el señor Héctor, y promete que, en la pobreza o la riqueza, en la salud o en la enfermedad, nunca se abandonarán?
Melis respondió con cierta timidez: -Sí, acepto.
El sacerdote volteó la mirada hacia Héctor. -Héctor, ¿acepta usted unirse en matrimonio con la señorita Melis, y promete que, en la pobreza o la riqueza, en la salud o en la enfermedad, se mantendrán unidos y nunca se abandonarán?
Camila escuchó el ligero sonido de su corazón haciéndose mil pedazos. Sintió como si un cuchillo se le clavara profundamente en el pecho. Jamás habría imaginado que Héctor llevaría a
Melis al altar.
Él se estaba casando con Melis.
Alarico sonrió con sarcasmo. -Camila, ¿ya abriste los ojos? ¿Por fin despertaste? Cuidaste con esmero a la madre de Héctor y, a su hermana, y el está aquí, casándose con otra mujer. Te ha estado engañando todo este tiempo. ¡Es un verdadero mentiroso!
¿Era él un mentiroso?
¿De verdad estaba casándose con Melis?
Camila aún no podía creerlo. Sacó su teléfono del bolsillo. Estaba a punto de llamar a Héctor.
Alarico dijo: -Camila, a estas alturas, ¿por qué sigues sin rendirte?
-Esto es entre Héctor y yo. ¡No tiene nada que ver contigo!
Alarico apretó furioso el puño. Por primera vez sintió con claridad que Camila ya no lo quería. Camila se había enamorado de Héctor.
Camila parecía amar con todo su corazón a Héctor.
Buscó el número de Héctor y lo marcó.
Capitulo 602
Adentro, antes de que Héctor pudiera pronunciar palabra, su celular en el bolsillo del pantalón comenzó a sonar de repente.
Héctor sacó el celular y vio que la llamada era de camila.
Camila lo estaba llamando.
Melis dijo: Héctor, estamos en medio de nuestra boda. Por favor no contestes esa llamada.
Héctor miró el teléfono en su mano.
Melis preguntó: -¿Quién te está llamando, Héctor?
Héctor no respondió; en su lugar, presionó con rapidez el botón para contestar la llamada de
Camila.
Camila estaba de pie en la entrada, mirando con nostalgia a Héctor. Lo vio responder la llamada, y cómo sus largos dedos apretaban con fuerza el celular. Al instante, alzó la voz y preguntó: -Héctor, ¿dónde estás ahora?
Camila rezaba en completo silencio. Rezaba para que Héctor no le mintiera y, le dijera la
verdad.
No importaba lo que Héctor estuviera haciendo; tal vez tenía sus razones, pero debía explicárselo.
No debía dejarla ahí, afuera, parada como una tonta. ¿Acaso amar a alguien no significaba ser honestos el uno con el otro?
Camila le preguntó con precaución qué estaba haciendo en ese momento.
Héctor presionó ligeramente sus labios delgados. No esperaba que Camila lo llamara justo en el momento cuando estaba a punto de casarse.
¿Qué debía responderle?
Guardó silencio unos segundos y luego dijo: -Camila, ahora estoy ocupado. ¿Necesitas algo?
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