Todo lo que Norven había dicho, Fernanda lo escuchó, sin haberlo sabido antes, ahora estaba
devastada.
Camila se acercó:
Fernanda, no te alteres por favor, de hecho, la salud de tu tía ya había estado mal desde hace tiempo.
En ese momento, Juliana no permitió que Camila le contara a Héctor y a Fernanda, pues esta última estaba a punto de tomar sus exámenes finales, y era el momento crítico de sus estudios.
Fernanda no podía dejar de llorar, era un golpe devastador para ella, sollozaba diciendo: -¿ Por qué está pasando esto? Ella siempre ha estado saludable, no puedo creerlo, no lo acepto, ¿ cómo es posible que no sobreviva más de dos días?
Camila extendió sus brazos y abrazó el frágil cuerpo de Fernanda: Fernanda, no estés triste, no te aflijas, ella no te lo dijo porque no quería verte llorar.
-Camila, Héctor y yo perdimos a nuestro padre hace tiempo, y todos estos años ha sido nuestra madre quien nos ha criado. Aunque ella no pueda ver, siempre nos ha cuidado bien, ya menudo los compañeros de clase se burlan de mi por ser de una familia monoparental, però nunca sentí que me faltara algo porque tengo a un hermano que me quiere y a una madre que me ama, pero ahora ella también va a dejarnos… Fernanda continuó llorando sin consuelo.
En ese momento, cualquier palabra de consuelo era inútil, Camila solo podía abrazar fuertemente a Fernanda, acariciando su espalda, brindándole compañía y consuelo.
Norven dijo: -Señorita Camila, ya se han utilizado los mejores medicamentos para la paciente, traten de acompañarla mucho estos días.
Tras decir esto, Norven marchó.
Fernanda contuvo las lágrimas, no quería llorar, no podía permitir que Juliana la escuchara
llorando.
Ella necesitaba ser fuerte.
-Camila, gracias, cada vez que hay problemas en mi casa, siempre vienes a ayudarnos.
Camila tomó la pequeña mano de Fernanda, sabía que tanto Fernanda como Héctor eran fuertes, las adversidades solo los harían crecer más rápido: – Fernanda, ¿Héctor no ha venido?
Fernanda negó con la cabeza: -Le he llamado, pero no he podido contactarlo, últimamente siempre está muy ocupado y solo vuelve a casa cada pocos días.
Fernanda no sabía qué estaba haciendo Héctor en el exterior.
Por supuesto, Camila tampoco se lo diría: Fernanda, vamos a entrar a verla
Ambas entraron en la habitación del hospital, donde Juliana yacía en la cama del hospital,
Capitulo 595
limpia, aunque pálida.
-Madre, Camila ha venido.
Camila se acercó y tomo la mano de Juliana: -Senora Juliana, he venido a verte.
Juliana sonrió débilmente: -Camila, creo que escuché tu voz hace un momento, resulta que realmente viniste.
Los ojos pálidos de Camila ya estaban húmedos, asintió: -Sí, he venido. No te preocupes por nada, solo concéntrate en recuperarte. He organizado todo aquí en el hospital, y llevaré a Fernanda a mi casa para que se quede, ya que está a punto de graduarse de la secundaria.
Fernanda le comentó: -Camila, me gradúo de la secundaria en cinco días.
Camila respondió: -Sí, Fernanda ya casi se gradua. Me aseguraré de que su graduación transcurra sin problemas. El IES Federico Luzán está cerca de mi casa, se quedará conmigo y la cuidaré como si fuera mi propia hermana.
Juliana se sintió profundamente conmovida, no necesitaba decir sus preocupaciones y sus cuidados, porque Camila lo entendía todo.
Camila no la dejaba preocuparse por nada más.
Juliana apretó la mano de Camila: Camila, gracias, conocerte ha sido una bendición para
nosotros.
Las lágrimas cayeron, y ella apoyó su rostro en el dorso de la mano de Juliana: –Señora Juliana, también estoy muy contenta de haberte conocido, de conocer a Fernanda, de conocer a
Héctor.
Juliana exclamó: -Hace varios días que no veo a Héctor.
Mientras hablaba, Juliana comenzó a toser fuertemente, tosiendo hasta escupir sangre.
-¡Señora Juliana!
-¡Madre!
Camila y Fernanda se acercaron: -Señora Juliana, voy a llamar al médico ahora mismo.
Juliana detuvo a Camila: -Camila, no hace falta llamar, conozco mi cuerpo, mi vida está llegando a su fin, ya casi no puedo más.
Las lágrimas cubrían el rostro de Fernanda, quien lloraba apoyada al lado de Juliana: —¡Madre!
Las lágrimas nublaron los ojos de Camila: -Señora Juliana, ¿quieres ver a Héctor una última vez?
Capítulo 596
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