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Gimnasio deportivo.
Capitulo 739
Thiago y Hache se pusieron a competir en tiro al blanco.
Tal como le habia prometido antes, Hache no le dio ni una pizca de ventaja.
Cada vez que disparaba, daba en el centro: diez puntos, sin fallar ni una vez.
Thiago, que al principio estaba lleno de confianza, se quedó boquiabierto al ver el desempeño de Sebastián.
¡Cada disparo en el máximo puntaje! Él ni de chiste podía lograr algo así.
Antes de terminar siquiera la competencia, ya sabía que había perdido.
Después de unos cuantos tiros, Sebastián giró la cabeza para mirar a Thiago.
Al ver que Thiago lo observaba como hipnotizado, sonrió y le soltó:
-Eso fue solo para calentar, todavía ni empezamos de verdad.
Thiago trago saliva, con la voz temblorosa.
-¿Solo… solo estabas calentando?
Sebastian asintió.
-Al final yo soy adulto, así que para que sea parejo, te doy cinco metros de ventaja, ¿te parece?
Thiago sabia bien que, aunque tiraran desde la misma distancia, no tenía manera de vencer a Hache.
Asintió con resignación.
Sin embargo, incluso dándole a Thiago cinco metros de ventaja, Hache seguía metiendo cada tiro en el centro, sin fallar ni
uno.
Al final, Hache se fue hasta el punto más alejado de toda la sala.
Dentro de ese gimnasio, casi nadie podía lograr tal precisión desde tan lejos.
Thiago lo miraba tenso, sin perder detalle de cada uno de sus movimientos; en sus ojos grandes se notaba una admiración
sincera.
—¡Pum, pum, pum!–
Sonaron los disparos, y Thiago, emocionado, no pudo evitar dar un salto.
-¡Otra vez diez puntos! ¡Señor Sebastián, usted sí que es increíble! ¡Es mejor que Eva!
Eva Ramos también lograba acertar en el centro desde la distancia más lejana.
Pero ni de cerca lo hacía de manera tan espectacular como el señor Sebastián.
A veces Eva acertaba en el centro, pero también había ocasiones en que le daba al ocho o al nueve.
En ese entonces, Thiago ya pensaba que Eva era de lo mejor.
Jamás imaginó que el señor Sebastián sería todavía más impresionante.
Después de eso, cualquier deporte que propusiera Thiago, Hache lo hacía casi a la perfección.
Incluso en las disciplinas que no dominaba, aprendía en un parpadeo y le agarraba el truco de inmediato.
Sabrina, aunque ya estaba advertida por las historias de Daniela sobre el talento de Hache para los deportes, no pudo evitar sorprenderse al verlo en acción.
Thiago, por su parte, ya era el fan número uno de Sebastián.
Ese día, el gimnasio organizó una actividad de tiro con arco: lo que lograras acertar, te lo llevabas de premio.
Pero solo tenías tres flechas y nadie podía tirar por otra persona.
Thiago le echó el ojo a un modelo de carro que no estaba tan lejos de su posición.
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Pero después de tres intentos, no atina ni una vez.
El tiro con arco, aunque también requiere precisión, era mucho más difícil que disparar.
Además de puntería, hacía falta fuerza en los brazos y mucha coordinación.
Sabrina también lo intento tres veces, pero no tuvo mejor suerte.
Ni modo, ella tenía un don para la música,
pero e
en los deportes era otra historia.
En ese instante, una fecha pasó volando frente a sus narices y fue a dar, sin error, al modelo de carro.
El encargado se acercó con el premio en las manos y lo ofreció a Sebastián.
-Felicidades, señor, se ha ganado este modelo de carro.
Sebastián le entregó el modelo a Thiago, con una sonrisa.
-¿No que te gustaban los modelos de carro? Es para ti.
Los ojos de Thiago brillaron de emoción.
-¡Gracias, señor Sebastián!
Sebastián le preguntó:
-¿Quieres algo más? El tio te lo gana.
Thiago miró todas las cosas que había en exhibición y preguntó en voz baja:
-¿Lo que sea?
Sebastián le sonrió.
-Lo que quieras.
Thiago dirigió la mirada hacia el fondo.
Al principio, los premios que estaban cerca eran objetos comunes, relativamente fáciles de conseguir.
Pero al fondo, lo que había eran animalitos vivos…
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