En ese momento, Marina mando un mensaje en el grupo:
[Dios mio! Rosana, otra vez te volviste tendencia.]
Sara no tardó en seguirle el paso:
[Carmen y Flora también subieron fotos ayer a sus redes, hasta Flora puso algo en Twitter, presumiendo el regalo que le dio a su nuera. Ahora todo el mundo te envidia.]
Marina agregó:
[Menos mal que estamos de vacaciones, Rosana. Si estuvieras en la escuela ahora, seguro todos estarían mirándote.) Rosana, intrigada, abrió el Twitter de Flora. Tal como decían, ahí estaba la publicación
Había montones de comentarios, la mayoría llenos de envidia, aunque algunos tenían un tono sarcástico o malicioso. Rosana leyó todo y luego respondió en el grupo:
[Sí que me llevé un susto.]
Marina no perdió la oportunidad de bromear:
[Felicidades, ahora sí que Rosita no va a tener problemas con su suegra, ini falta que hace preocuparse por eso!] Rosana mandó un sticker y contestó:
[No se adelanten tanto, apenas está comenzando todo.]
Sara le escribió con ánimo:
[La señora Cármen y Flora son personas muy buenas. Si algún día llegas a formar familia con ellas, te va a ir muy bien.]
A decir verdad, a Rosana le gustaba mucho el ambiente de la familia Jurado. Se sentía cómoda, como si estuviera en una reunión de domingo en casa de sus tías, rodeada de cariño y risas.
Poco después, el mayordomo entró con el desayuno:
-Señorita, si necesita algo, solo dígame.
Dicho eso, el mayordomo se fue, y la cocina quedó en silencio, solo con Rosana ahí.
Por fin pudo suspirar tranquila. Había temido que la señora Carmen la buscara para hacerle preguntas incómodas, y no tenía ni idea de cómo iba a contestar sin quedar mal.
Pero nada de eso ocurrió.
Eso le quitó un gran peso de encima. Pudo desayunar tranquila, y su ánimo se fue calmando poco a poco. Cuando estuvo a punto de ir al jardín trasero, sonó su teléfono: era Román.
Dudó unos segundos, pero al final contestó:
-¿Bueno?
-¿Sigues en casa de los Jurado?
-Sí, aquí estoy.
Román soltó un suspiro, como si cargara el mundo en los hombros:
-Si hubiera regresado antes y estado de tu lado, ¿crees que ahora confiarías así en mí?
-No lo sé. Al final, nadie puede regresar el tiempo. Si de verdad pudiera imaginar algo, preferiría poder evitar el accidente de papá y mamá desde el principio.
Román se quedó callado un buen rato.
-Sí… hubiera sido mejor poder detener todo desde un inicio.
-Pero hablar de eso no tiene sentido -dijo Rosana, cortante.
Román hizo una mueca amarga que se notaba incluso a través del teléfono:
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19:08
Tienes razon, no sirve de nada. Al final, nunca podré alcanzarte
Lo que siento por Dionisio es sincero. Espero que dejen de pensar que pueden controlarme.
Pequeña, nunca quise controlarte. Me preocupo por ti porque eres joven y temo que te vuelvas dependiente de la farria
de tu pareja. Me da miedo que luego te lastimen y no sepas cómo defenderte.
-Ya no soy la de antes. Si alguien me quiere pisotear, sabré responder. Ustedes lo saben mejor que nadie.
Las palabras de Rosana iban cargadas de veneno, afiladas como navajas.
Román tragó saliva:
-Entiendo. Solo quería preguntarte cómo te fue con la familia de Dionisio.
-Me trataron muy bien, como ya viste. Hasta me dieron un regalo de bienvenida de un millón de pesos.
-El dinero no lo es todo.
Esa frase hizo que Rosana soltara una carcajada incrédula:
-Eso no lo decides tú, ni nadie de ustedes.
-Está bien, lo entiendo. Como tu hermano, solo quiero que seas feliz.
-Gracias, acepto tus buenos deseos.
Colgó el teléfono sin darle más vueltas. Miró la pantalla, respiró hondo y dejó que las emociones se disiparan. Ya más tranquila, fue al jardín trasero.
El mayordomo la esperaba en la puerta:
-Señorita, la llevo.
Rosana lo siguió. Caminando entre el aroma de las flores, vio al fondo una casita de cristal, un invernadero reluciente bajo la luz de la mañana.
Carmen la llamó con una sonrisa que iluminaba su rostro:
-Ven, mira las flores que estoy cultivando.
Rosana se acercó, maravillada por la variedad de colores y formas. Se agachó para tocar los pétalos de una flor desconocida y murmuró:
-Están preciosas.
-Sí, ¿sabes? Aquí fue donde Dionisio me habló de ti por primera vez.
Rosana se sorprendió y levantó la vista, intrigada:
-¿Y qué te dijo?
Capitulo 170%