Dionisio la abrazo con ternura.
-Acéptalo, ¿SI? Al fin y al cabo, ya somos familla. Solo con que trates bien a ellas, con eso basta.
Rosana asintió, aunque aún algo avergonzada.
-Está bien, lo aceptare.
-Entonces sube la foto a redes, ¿no? Esta vez me esmeré en el ángulo, seguro salimos bien.
Rosana echo un vistazo a la foto que él había tomado. Sin duda era mucho mejor que las anteriores.
Después de dudar un momento, comentó:
-Mejor subamos solo la foto familiar, ¿no? No quiero que parezca que andamos presumiendo de más.
-¿Así? Bueno, está bien.
Dionisio no discutio. Se quitó la camisa mientras decía:
-Toma mi celular y súbelo tú, yo me voy a bañar.
Rosana primero subió la foto desde su propio perfil. Pensó en qué poner y escribió:
[Foto para el recuerdo.]
Una vez publicado, agarró el celular de Dionisio para hacer lo mismo. Al terminar, por curiosidad, empezó a revisar y se topó con las publicaciones de Carmen y Flora.
Ambas señoras habían subido varias fotos parecidas. Y en todas presumían los regalos de lujo que habían entregado, acompañando las imágenes con textos como:
[Regalo de bienvenida para la futura nuera.]
[Regalo para la futura esposa de mi nieto.]
Rosana no pudo evitar soltar un suspiro. Aquello sí que era exagerado. ¿No habían acordado mantener un perfil discreto?
En ese momento, Dionisio salió del baño, secándose el cabello.
-¿Qué andas viendo?
-¿Ya viste lo que subieron tu abuelita y tu mamá?
-Ni falta hace, seguro andan presumiendo por todos lados. Ya sabes cómo son, te adoran.
Rosana sonrió, resignada.
-Entonces, ¿ya no tengo que hacer nada? ¿Me puedo relajar y no preocuparme por nada?
-Claro, puedes hacer lo que quieras. Si quieres relajarte, hazlo; si quieres ponerte a trabajar, también.
Rosana se incorporó un poco en la cama.
-Entonces al menos déjame ver qué regalos me dieron, me dio pena abrirlos frente a todos hace rato.
Dionisio la atrajo hacia sí de golpe.
-Eso lo vemos más tarde. Ahora hay algo mucho más importante.
Rosana no tuvo tiempo ni de protestar, Dionisio la levantó en brazos. Sus pies quedaron colgando y ella soltó una risita
nerviosa.
-¡Dionisio… eh…..!
El resto de sus palabras se ahogaron entre besos.
Dionisio empezó a besarle el cuello con una delicadeza que la hizo sonrojarse hasta las orejas.
-Hoy estamos de muy buen humor, ¿no? Pues vamos a hacer que el día sea aún mejor.
Rosana, con las mejillas ardiendo, no se atrevía a mirarlo a los ojos. Este hombre podía parecer el más serio y distante durante el día, pero en la noche se transformaba en alguien totalmente distinto, incansable en su entrega hacia ella.
19:58
Al día siguiente, como era de esperarse, Rosana se levanto tarde.
Abrió los ojos con pereza, tented en busca de su celular bajo la almohada y al ver la hora, se incorporó de golpe
Se le olvidaba que esta vez estaba en la residencia principal de la familia Jurado.
Dionisio ya se había ido desde temprano. Ni tiempo tuvo de pensar mucho en ello, porque la noche anterior había terminado exhausta.
Mientras se lavaba la cara y se arreglaba, notó las marcas en su piel. No pudo evitar soltarle mentalmente unas cuantas maldiciones a Dionisio.
Era la primera vez que iba a la casa de los Jurado para conocer oficialmente a la familia. No podía dejar una mala impresión. Al ver que la ropa de ayer ya no servía, fue al vestidor. Había dos secciones: una repleta de ropa de Dionisio y otra, para su sorpresa, con prendas suyas. Escogió algo sencillo y bajó con mucha cautela.
La sala estaba vacía. El mayordomo se acercó con educación.
-Señora, ¿quiere desayunar algo en especial?
-Eh… no tengo mucha hambre. ¿Y la señora Carmen y la señora Jurado?
-La abuelita está en el jardín trasero, la señora Flora salió al hospital.
Al escuchar que Flora fue al hospital, la expresión de Rosana cambió de inmediato, preocupada.
El mayordomo, percibiendo su inquietud, preguntó con tacto:
-¿Ocurre algo, señora?
-No, nada.
-En ese caso, permítame prepararle algo ligero para el desayuno. Le pido que aguarde un momento.
Rosana se sentó en la mesa del comedor. Al revisar el celular, vio varias llamadas perdidas y mensajes de Julio Lines.
Todo eso era por la foto que subió la noche anterior.
La familia Lines seguía empeñada en controlarla, queriendo meterse en todas sus decisiones.
Pero ahora, Rosana ya no tenía por qué darles importancia.
Sin más, ignoró todos esos mensajes y se dispuso a disfrutar de su desayuno.